POESIA VENEZOLANA. Andrés Bello

La poesía venezolana repite la historia de muchas otras naciones sudamericanas, al surgir como el fruto de la literatura indígena y de la literatura colonial. Estas dos tradiciones, la de los pueblos autóctonos y la de los españoles, se combinaron en el desarrollo de la producción poética venezolana.

 

Andrés de Jesús María y José Bello López (17811865), conocido simplemente como Andrés Bello, es considerado como uno de los primeros poetas que propuso la creación de una lírica latinoamericana. Además de poeta, fue educador, filólogo, jurista y dirigente político. A lo largo de su vida, residió por muchos años en Londres y en Santiago, e incluso recibió la nacionalidad chilena.

el anauco

Irrite la codicia
por rumbos ignorados
a la sonante tetis
y bramadores austros;
el pino que habitaba
del betis fortunado
las márgenes amenas
vestidas de amaranto,
impunemente admire
los deliciosos campos
del ganges caudaloso,
de aromas coronado.

Tú, verde y apacible
ribera del anauco,
para mí más alegre,
que los bosques idalios
y las vegas hermosas
de la plácida pafos,
resonarás continuo
con mis humildes cantos;
y cuando ya mi sombra
sobre el funesto barco
visite del erebo
los valles solitarios,
en tus umbrías selvas
y retirados antros
erraré cual un día,
tal vez abandonando
la silenciosa margen
de los estigios lagos.

La turba dolorida
de los pueblos cercanos
evocará mis manes
con lastimero llanto;
y ante la triste tumba,
de funerales ramos
vestida, y olorosa
con perfumes indianos,
dirá llorando filis:
aquí descansa fabio .

¡Mil veces venturoso!
pero, tú, desdichado,
por bárbaras naciones
lejos del clima patrio
débilmente vaciles
al peso de los años.
Devoren tu cadáver
los canes sanguinarios
que apacienta caribdis
en sus rudos peñascos;
ni aplaque tus cenizas
con ayes lastimados
la pérfida consorte
ceñida de otros brazos.

a la nave

Oda imitada de la de horacio o navis, referent.

¿Qué nuevas esperanzas
al mar te llevan? torna,
torna, atrevida nave,
a la nativa costa.

Aún ves de la pasada
tormenta mil memorias,
¿y ya a correr fortuna
segunda vez te arrojas?

sembrada está de sirtes
aleves tu derrota,
do tarde los peligros
avisará la sonda.

¡Ah! vuelve, que aún es tiempo,
mientras el mar las conchas
de la ribera halaga
con apacibles olas.

Presto erizando cerros
vendrá a batir las rocas,
y náufragas reliquias
hará a neptuno alfombra.

De flámulas de seda
la presumida pompa
no arredra los insultos
de tempestad sonora.

¿Qué valen contra el euro,
tirano de las ondas,
las barras y leones
de tu dorada popa?

¿qué tu nombre, famoso
en reinos de la aurora,
y donde al sol recibe
su cristalina alcoba?

ayer por estas aguas,
segura de sí propia,
desafiaba al viento
otra arrogante proa;

y ya, padrón infausto
que al navegante asombra,
en un desnudo escollo
está cubierta de ovas.

¡Qué! ¿no me oyes? ¿el rumbo
no tuerces? ¿orgullosa
descoges nuevas velas,
y sin pavor te engolfas?

¿no ves, ¡oh malhadada!
que ya el cielo se entolda,
y las nubes bramando
relámpagos abortan?

¿no ves la espuma cana,
que hinchada se alborota,
ni el vendaval te asusta,
que silba en las maromas?

¡vuelve, objeto querido
de mi inquietud ansiosa;
vuelve a la amiga playa,
antes que el sol se esconda!

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