Néstor Doreste, 27.12.2024
Hay una anécdota muy curiosa que tuvo lugar después de la aparición de la UD Las Palmas en el fútbol nacional de Primera División que, quizás, muchos aficionados desconozcan:
Previamente a cuando se produjo el primer ascenso, los equipos peninsulares manifestaron que no eran partidarios de la inclusión en la liga de la UD porque, argumentaban, el coste que suponía para ellos el desplazamiento a Gran Canaria iba a ser muy alto para sus economías.
En vista de esta queja mayoritaria, la Federación de Fútbol decidió subvencionarlos. Sólo a ellos. Paradójicamente, dejaron fuera de ese acuerdo a nuestro equipo representativo.
Tuvieron que pasar cinco largos años para que se escucharan las numerosas y continuas quejas de la UD por un trato tan injusto y desigual, casi vejatorio, lo que provocó, incluso, la intervención de algunos políticos locales, que advirtieron que este trato tan desproporcionado no era la mejor solución.
Para paliar este gasto, la UD estuvo bastante tiempo jugando dos partidos seguidos fuera y otros dos partidos seguidos dentro con la intención de abaratar esos largos y costosos desplazamientos. Era la época de los aviones de hélice, que tardaban casi cuatros horas en llegar a Madrid.
De hecho, el entonces presidente, que era un importante empresario grancanario, se vio en la necesidad de poner dinero de su propio bolsillo en varias ocasiones para paliar, de alguna forma, ese importante gasto.
Cinco años tardaron los dirigentes nacionales, algunos se negaron, en considerar a la UD como un equipo igual al resto de equipos.