El religioso, que acaba de fallecer, cambió para bien, el modo de presencia comunitaria, pastoral y social de la Compañía de Jesús en Canarias
LA PROVINCIA
Esteban Velázquez Guerra , 19 JUL 2024
De nuestro inolvidable y queridísimo Fernando Motas que acaba de fallecer se podría hablar o escribir mucho sobre aspectos diversos y muy positivos de su rica personalidad. Por ejemplo, de su humanismo y simpatía desbordante. Pero me limitaré, en este corto escrito, a su aportación a una nueva presencia y compromiso espiritual y social de los jesuitas en Canarias.
En 1976 empezamos cuatro jesuitas una presencia comunitaria y pastoral en la Isleta. Luis Espina, director entonces de Radio Ecca; Jaime LLinares, psicólogo que creó el COPI (Centro de Orientación Polivalente Isleta); Fernando Motas, “Tatalo” para los amigos, (Capellán de Apostolado del Mar y miembro del Sindicato de Trabajadores del Mar, párroco, profesor en el Centro de Estudios Teológicos y en la Casa del Marino, Director de Las Palmas Acoge y mil cosas más a lo largo de los 24 años que siguió viviendo en esa comunidad hasta que lo destinaron a Granada en el año 2000); y yo que estuve de párroco de Las Coloradas y a la vez trabajaba de cura obrero.
Pero el que más tiempo estuvo, con diferencia, en la comunidad de la Isleta fue Tatalo (incluyendo, además de los cuatro “fundadores “, a otros jesuitas que también vivieron en aquella comunidad cómo José Antonio Morillas, Juan Luis Veza, Lucas López, Ángel Martin, Luis Aparicio y Juan Pablo Rodríguez). Tatalo estuvo casi toda la existencia de la comunidad que se extinguió no muchos años después de su marcha a la península.
Hubo, antes y a la vez que la comunidad SJ de la Isleta, otras presencias o trabajos de jesuitas que colaboraron de diversos modos en parroquias o ambientes populares. Quizás el más conocido y con presencia más permanente fue el recordado Christian Briales tantos años de párroco en Vecindario viviendo en el mismo pueblo y creador, junto con un grupo de colaboradores seglares, del Patronato San José Artesano para construcción de viviendas populares. Y, por supuesto, el mítico y carismático Francisco Villen, fundador de Radie Ecca.
Pero había en la comunidad de la Isleta, al menos dos características específicas, en relación con otras presencias o actividades de jesuitas en barrios o ambientes populares en Canarias:
1) Fue una presencia comunitaria permanente, no solo personal o de grupo pasajero. No existió, que yo sepa, ninguna comunidad de jesuitas en Canarias que viviera como tal comunidad, y de forma estable en un tiempo tan largo (más de 26 años), en un barrio popular o pueblo de Canarias. Fue, a mi juicio, un cambio cualitativo en la imagen y, sobre todo, en la realidad, de la presencia pastoral, educativa y social de los jesuitas en Canarias.
2) La presencia tuvo un marcado carácter social en el sentido de lo que podíamos llamar denuncia profética estructural de las injusticias y participación directa en los organismos de lucha social. Tampoco conozco otra `presencia comunitaria jesuítica en Canarias en ese sentido. Aquí y hoy se trata de hablar de Tatalo. Por eso citaré brevemente algunos de los múltiples compromisos de Tatalo en esa lucha social estructural y organizada: a) formó parte del Sindicato de Trabajadores del Mar (STM) junto con otro cura diocesano (José Hernández Francés, que falleció muy joven por un triste accidente…). Él mismo embarcó y trabajo en el mar y sabia de la dureza de ese trabajo. b) Junto con la conocida periodista Herminia Fajardo y con Hilario Estevez, de la Cofradia de pescadores, formó parte de una misión mediadora que viajó a los campamentos de Tinduf en Argelia, en un contexto de apoyo a la causa del Pueblo saharaui , para la liberación de algunos trabajadores del mar canarios secuestrados por el Polisario por faenar en aguas que el Polisario consideraba y considera suyas . c) Fue director de Las Palmas Acoge donde realizó una gran tarea organizativa y animadora
No se dio en Canarias un tipo de presencia y lucha social de jesuitas con esas dos características que he descrito. Que yo sepa nunca. Y Tatalo fue el hilo conductor, el actor más permanente de ese cambio radical y evangélicamente benéfico de la Compañía de Jesús en Canarias.