MIGUEL RODRIGUEZ RIVERO, Arquitecto de profesión y de la vida. Maestro del espacio. Architect by profession and in life. Master of space.

Agustín Santana, 11.04.2023

 

Tuve la suerte de tenerlo en la familia, desde siempre, pues se casó con mi hermana hace más de cincuenta años, cuando yo tenía diecisiete.

Miguel Rodríguez quiso ser siempre director de las obras, o maestro de las obras, y dedicó su vida a crear arte dentro de un mundo donde se estudia el espacio vacío para convertirlo en espacio habitable con la mejor calidad de vida posible. No todo el mundo puede ser arquitecto, al menos ser un buen arquitecto, y él era el mejor de los mejores.

Cuando proyectaba y diseñaba su último viaje, en una habitación del Hospital Doctor Negrín, lo hacía con la misma elegancia con la que caminaba, miraba o hablaba. Su pelo canoso estaba grande y bonito, como siempre lo tuvo, y su cara relajada para poder coger bien su último compás de medición manual.

En su último espacio entre nosotros un grupo de Aparejadores mayores me confesaron que se había ido el maestro de todos ellos. Recordé cuando hace muchos años me habló del Feng Shui y me tuvo que explicar qué era y para qué servía, y como siempre, yo le escuchaba con atención y con deleite.

A finales de los setenta dirigió la obra de la Santa, en Lanzarote, con el Arquitecto Ruíz de la Prada. Años más tarde se dedicó a los Apartamentos Anfi del Mar. Hizo muchos trabajos en el sur, pero se desmarcó abiertamente de los sobres llenos de dinero manchado que corrían por debajo de las mesas. Todo un ejemplo de honradez.

Sus magníficas cualidades como técnico iban aparejadas con sus dotes personales. Elegancia, serenidad, imaginación, cultura, precisión. Era conocedor y amante de la música y en sus últimos años fue mi acompañante a la ópera, día que esperaba siempre con ilusión por el espectáculo y la música y sobre todo por su compañía.

Seguro que estarás jugando al dominó con Gerardo y con Miguel Angel. Cuando sirven una taza de café sin plato, o veo alguna tapa de un baño abierta, o veo algún edificio espectacular me acuerdo inmediatamente de ti. Te echo mucho de menos. 

Harías mucha falta en este mundo actual. Hasta siempre Miguelín.

ENGLISH

 

I was lucky to have him in my family, always, because he married my sister more than fifty years ago, when I was seventeen.

Miguel Rodríguez always wanted to be the director of the works, or master of the works, and he dedicated his life to creating art in a world where empty space is studied in order to convert it into habitable space with the best possible quality of life. Not everyone can be an architect, at least not everyone can be a good architect, and he was the best of the best.

When he planned and designed his last journey, in a room in the Hospital Doctor Negrín, he did so with the same elegance with which he walked, looked or talked. His grey hair was big and beautiful, as it always was, and his face relaxed so that he could take his last hand-measuring compass properly.

In his last space between us a group of senior Quantity Surveyors confessed to me that the master of them all had gone. I remembered when many years ago he told me about Feng Shui and had to explain to me what it was and what it was for, and as always, I listened attentively and with delight.

At the end of the seventies he directed the construction of the Santa, in Lanzarote, with the architect Ruíz de la Prada. Years later he worked on the Anfi del Mar Apartments. He did a lot of work in the south, but he openly disassociated himself from the envelopes full of dirty money that ran under the tables. He was an example of honesty.

His superb coaching qualities were matched by his personal qualities. Elegance, serenity, imagination, culture, precision. He was a connoisseur and lover of music and in his later years he was my companion to the opera, a day I always looked forward to for the spectacle and the music and above all for his company.

I’m sure you are playing dominoes with Gerardo and Miguel Angel. When they serve a cup of coffee without a plate, or I see a toilet seat open, or I see some spectacular building, I immediately remember you. I miss you very much.

You would be much needed in today’s world. Farewell Miguelín.

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

2 comentarios en «MIGUEL RODRIGUEZ RIVERO, Arquitecto de profesión y de la vida. Maestro del espacio. Architect by profession and in life. Master of space.»

  1. Tuve el placer de conocerlo y confirmo tu opinión. Su presencia aportaba serenidad. Con su eterna sonrisa predisponia al grupo hacer lo correcto. Profesional muy competente y con una educación exquisita. La noticia de su ida me afectó bastante porque sabía que se iba un hombre bueno. De los que hoy escasean.

    Responder
  2. Cuán hermosa y amorosamente has descrito el trabajo de la vida de este gran artista y el amor por la ópera … Felicidades Agustín, también aprendimos algo de este talentoso hombre que era tu cuñado…

    Responder

Responder a Néstor Doreste Padilla Cancelar la respuesta