Maravillosa obra del escultor grancanario José Miguel Luján Pérez, 1796. (Foto tomada de Infonortedigital)

Agustín Santana, 17.10.2023
El magnífico artículo del historiador Héctor Ramos del Pino, en La Provincia 16.10.2023, con el título «La Virgen de la Luz, una devoción de mar a cumbre», debe servir de reflexión sobre el patrimonio antiguo de Gran Canaria.
Según nuestros historiadores un año antes de fundarse nuestra ciudad El Real de Las Palmas en 1478, el capitán Juan Rejón desembarcó en el puerto de Las Isletas (24.06.1477) y con un toldo pusieron un altar donde el Deán Don Juan Bermúdez ofició la primera misa en el lugar donde está hoy la parroquia de Nuestra Señora de La Luz.

En dicho artículo Héctor Ramos detalla que José Batlori y Lorenzo nos cuenta que, estando la primitiva ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de la Guía y de la Gracia, antes de acabar el siglo XV, ya se llamaba de La Luz.
Los marineros que vieron una luz se encomendaron a la Virgen, saltaron a tierra, se dirigieron al pequeño santuario y al no ver la luz sobre el tejado, se asomaron por el postigo al interior y vieron con asombro cómo la luz, puesta sobre la cabeza de la Santísima Virgen, la envolvía toda en un brillante resplandor; este fenómeno se repitió muchas noches y la piedad popular dio el sobrenombre a la Virgen de la ermita, a la fortaleza y al puerto, de «La Luz».
A partir de ahí la devoción a la Virgen de la Luz no fue solamente en el barrio alejado de Las Isletas sino de toda Gran Canaria.
Foto de Infonorte.

Dice el historiador que las diferentes instituciones deben abordar y repensar por qué una devoción » de mar a cumbre» ha ido decayendo de una forma notoria desde principios del siglo XX y de forma acentuada en la actualidad.
P0r qué la romeria que se celebraba, una auténtica peregrinación donde lo religioso y lo popular se religaba a la perfección, ha quedado en una mera figuración, en una juerga más.
Foto de infonorte
