Vivimos un momento político realmente preocupante, porque los objetivos de las gobernanzas están muy lejos de ser los que los pueblos del mundo esperan.
La credibilidad de los políticos está bajo mínimos, porque no existe el pleno respeto a los derechos humanos, los objetivos sociales son cambiados por los objetivos personales y de partido, y la redistribución de la riqueza se concentra precisamente en los más ricos y en los poderosos, en los que mandan, en ellos mismos.
En España la clase media ha sido eliminada; ese lugar tan importante para tirar de los que peor están, y para parar un poco la ambición desmedida de los gobernantes y de los que más tienen, ha sido fulminada y cambiada por una clase dominante política con los mejores sueldos y las mejores condiciones de vida.
Esta realidad política es posible por la decadencia moral y ética que está sufriendo la propia sociedad, donde el esfuerzo ya no es un valor, el egocentrismo galopa cada día más, la falta de respeto es dominante en las familias, desde los hijos a los padres, con los maestros en los colegios, y en general se impone la satisfacción de los propios deseos sin respetar a los demás.
La mentira y la descalificación del otro se usa para dividir y confundir provocando serios problemas, tanto al mentiroso como al engañado. En las redes sociales se están usando estas armas con resultados muy negativos para las sociedades de este nuevo mundo.
En estos días se produjo un ataque furibundo a través de whatsapp a una persona, que salió desde las entrañas más coléricas del atacante. Nunca había visto algo igual, con amenazas mafiosas que atacan sin compasión a la honorabilidad de las personas.
¿cómo se puede tener personas dirigiendo empresas, asociaciones, comunidades, que sean tan cobardes y miserables?
¿Qué está pasando en nuestra sociedad para que se pueda descontrolar la ira, a través de una red social, expresando una agresividad extrema para dañar a las otras personas?
La falta de valores se acentúa, y el poder y el dinero alimentan emociones que se pueden descontrolar.
Desde nuestras páginas abogamos por la esperanza, por el deseo de ir caminando hacia una sociedad mejor, donde el respeto a todo y a todos sea la práctica común.