Agustín Santana, 15.03.2024
Mi nieto Leo tiene tres años, es el más pequeño de los seis, y conforma el anillo existencial de mi vida a los setenta y tres años. Setenta años nos separan, y en cambio, este primer dibujo que me hace y que titula EL NIDO, nos une desde las raíces de la tierra, desde el fondo del mar y desde el azul del cielo.
LOS COLORES que ha elegido son el verde, azul celeste, naranja y malva, y son resultado de la combinación de dos colores primarios en partes iguales. Pueden expresar a los padres, a la unión inprescindible para que brote la vida.
EL TRAZO principal del dibujo es una esfera malva que deja una parte abierta por donde pasa el color más claro de todos, el azul celeste.
ESE COLOR, EL AZUL CELESTE, conforma otra esfera que partiendo de una de las esquinas del trazo principal sigue su mismo camino, haciendo la curva necesaria, y termina justo en el centro de las dos esquinas primarias malvas.
EN EL INTERIOR hay rayas verticales y horizontales, de todos los colores incluyendo además el color naranja.
LEO DICE QUE ES UN NIDO. El nido lo conocemos como el lecho que forman las aves con hierbas y pajas para tener una pequeña casita donde poner los huevos y criar a los pollos.
Cada lector sacará sus conclusiones. Seguramente algunas muy distintas a ésta que yo veo.
Pero mi conclusión final es que este dibujo nido de Leo de tres años es una esperanza en contra de la Inteligencia Artificial, el arma más potente que ha creado el ser humano.
Este dibujo de Leo parte de la esencia del ser humano y exterioriza emociones; a una edad muy temprana, explota la creatividad, y sus garabatos se transforman en un lenguaje que expresa sentimientos de vida.
Decía al principio que mis nietos conforman el anillo existencial de mi vida. Eso es el Nido. Eso es lo que quiere decir Leo.