CANARIOS UNIVERSALES: JUAN GUEDES (1942-1971), alma de la Unión Deportiva Las Palmas. Las Palmas Sports Union Soul.

Agustín Santana, Reedición de 9 de marzo de 2021.

Guedes, jugador de uno de los mejores equipos de futbol. Con Tonono y con Germán crearon un tiki taka adelantado a los tiempos. Como todos los genios, fueron precursores en casi todo.

El nueve de marzo de 1971, hace hoy cincuenta años, nos dejaba para siempre uno de los tres jugadores más carismáticos, más queridos y más recordados de la Unión Deportiva Las Palmas. Yo tenía veinte años cuando ocurrió lo que todos esperábamos, y no por esperado menos doloroso.

El futbol fue la gran pasión de mucho de los niños que nacimos en los años cincuenta, que teníamos que inventar y crear para poder tener juguetes con los que pasar el tiempo con los amigos en la calle. La calle era nuestro estadio de batallas, y usábamos las puertas grandes de los locales como puertas, y como aliado preferente los coches: había tan pocos que jugábamos horas sin que ninguno nos interrumpiera. Y la pelota de trapo, la teníamos que hacer o no había juego. También las alcantarillas nos hacían de puertas, pero teníamos que buscar las que estaban enfrente unas de otras. Y las chapas, decoradas con los colores de tu equipo preferido, se convertían en tus jugadores favoritos para ganar el partido, sin trampas, con deportividad, con amor por el futbol por el futbol.

El futbol de verdad, con puertas sin redes y piedras y más piedras en el campo era para los momentos especiales, para los domingos, para los que teníamos la suerte de estar en un equipo “federado” o controlado por algún mayor apasionado del deporte del balón.

Mis primeros recuerdos del futbol se van a las grandes puertas de la calle y a un campo bajo la Iglesia de San José, por donde corría un canalillo de agua, y recuerdo también terrenos plantados. Unos años después pasé a un campo de futbol en la Iglesia Santa Teresita de la calle Tomás Morales que era inclinado, muy inclinado y con grandes piedras, y ya después en los campos de la Ciudad del Mar, con el Rodríguez Monroy, el equipo infantil más singular y con más personalidad de la época, con un entrenador joven, Antonio Salamanca, que dejó impronta en todos los que pasamos por allí. Y ya en el año sesenta y seis, creo, al Sporting San José juvenil gracias a mi querido amigo Paco Miguel Cabrera del Toro y con otro gran entrenador, Portillo.

Varios años antes Juan Guedes jugaba de niño al futbol sin botas, descalzo, con calcetines.  Mis primeros recuerdos del Estadio Insular y de nuestro equipillo me sitúan en la grada Sur, con todos los niños que entrábamos con carnet de federado, y con el debut de Paco Castellano jugando contra el Barcelona y cuidando a Kocsis en el año 1964, yo con trece años. A partir de ahí no me perdí ningún partido de Las Palmas, y la cita con el Estadio Insular y con el equipillo era sagrada.

Aquel equipo era algo especial, era de los niños, de las familias, del encuentro con los amigos en el inolvidable Estadio, de las tardes de domingo con la bota de vino y con el pescado seco, con el olor a puro y con las risas de la felicidad de la gente sencilla, como si estuvieras en casa, en el rincón más querido de la casa. Y como referentes, como los mejores jugadores de la historia, como personajes de ensueño irrepetibles, como grandes y buenas personas, Guedes, Tonono y Germán.

Alto, espigado, lento aparentemente, parsimonioso, encorvado, elegante, como un castillo que rodea el balón y hace inaccesible al contrario por mucho que lo intente, avanzando despacito hacia la puerta contraria, y llegado el momento, justo el momento, un pase por encima de la línea izquierda, justo por encima de la línea, sin salirse un ápice, por detrás del lateral derecho del otro equipo, con Gilberto I galopando para ganar el fondo desde que salió el balón, sin que mediase mirada alguna o gesto que indicase que la jugada era esa. Y cuando el momento y la posición lo aconsejaba, un pase al otro lado del campo, al lado derecho del ataque, allá donde estaba Mame León, justo unos metros delante de sus pies para que corriese con ventaja.

Pero sus largos y precisos pases no era lo único y especial de Juanito Guedes. Era su impronta en el campo, su sola presencia era ya un valor, su retención del balón y de la jugada desconcentraba a la defensa contraria y la dejaba indefensa ante un ataque sorpresivo e inesperado.

Cuatro años después nos dejaba Tonono. El mejor equipo de futbol, el que maravillaba en todos los estadios, el que recibía aplausos en la mismísima Catedral del futbol, el equipillo de los canarios, ese equipo que a pesar de estas dos tragedias tan fuertes fue el mejor de su tiempo, ese equipo estará siempre con nosotros.

Juanito Guedes alma del mejor equipo de los tiempos.

 

ENGLISH

 

Guedes, player of one of the best football teams. With Tonono and Germán they created a tiki taka ahead of the times. Like all geniuses, they were forerunners in almost everything.
On March 9, 1971, fifty years ago today, one of the three most charismatic, most beloved and most remembered players in the Las Palmas Sports Union left us forever. I was twenty years old when what we all expected happened, and not for expected less painful.
Football was the great passion of many of the children born in the fifties, which we had to invent and create in order to have toys with which to spend time with friends on the street. The street was our battle stadium, and we used the big doors of the premises as gates, and as a preferred ally the cars: there were so few of us playing hours without anyone interrupting us. And the rag ball, we had to do it or there was no game. Also the sewers made us doors, but we had to look for the ones that were in front of each other. And the badges, decorated in the colors of your favorite team, became your favorite players to win the match, no cheating, with sportsmanship, with a love of football for football.
Real football, with doors without nets and stones and more stones on the field was for special moments, for Sundays, for which we were lucky enough to be in a team «federated» or controlled by some greater passionate about the sport of the ball.
My earliest memories of football go to the great gates of the street and to a field under the Church of San José, where a water channel ran, and I also remember planted land. A few years later I went to a football field in the Santa Teresita Church of Tomás Morales street that was inclined, very inclined and with great stones, and later in the fields of the City of the Sea, with Rodríguez Monroy, the most unique children’s team with the most personality of the time, with a young coach, Antonio Salamanca , which left impassal on everyone we passed by. And already in the year sixty-six, I believe, to Sporting San José youth thanks to my dear friend Paco Miguel Cabrera del Toro and with another great coach, Portillo.

Several years earlier Juan Guedes played football as a child without boots, barefoot, with socks. My first memories of the Estadio Insular and our equipment place me in the South stand, with all the children that we entered with a federated card, and with the debut of Paco Castellano playing against Barcelona and taking care of Kocsis in 1964, me at the age of thirteen. From there I did not miss any matches of Las Palmas, and the date with the Estadio Insular and with the equipment was sacred.
That team was something special, it was of the children, of families, of the meeting with friends in the unforgettable Stadium, of Sunday afternoons with the wine boot and with the dried fish, with the smell of pure and with the laughter of the happiness of simple people, as if you were at home, in the most beloved corner of the house. And as references, as the best players in history, as unrepeatable dream characters, such as great and good people, Guedes, Tonono and Germán.
Tall, spied, slow apparently, parsimonious, hunched, elegant, like a castle that surrounds the ball and makes inaccessible to the contrary no matter how hard it tries, advancing slowly towards the opposite door, and when the time comes, just the moment, a pass over the left line, just above the line, without getting off an apex, behind the right side of the other team , with Gilberto I galloping to win the bottom since the ball came out, without any look or gesture indicating that the move was that. And when the moment and position advised, a pass to the other side of the field, on the right side of the attack, where Mame Leon was, just a few meters in front of her feet to run with an advantage.
But his long and precise passes were not the only and special thing about Juanito Guedes. It was her imprint on the field, her mere presence was already a value, her retention of the ball and the play discouraged the opposing defense and left her helpless in the face of a surprise and unexpected attack.
Four years later Tonono left us. The best football team, the one that marveled in all the stadiums, the one that received applause in the Cathedral of football, the equipment of the canaries, that team that despite these two tragedies so strong was the best of its time, that team will always be with us.
Juanito Guedes soul of the best team of time.

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