Buenos tiempos para Amigos Canarios de la Opera. Good times for Amigos Canarios de la Opera.

LUIS NANTON, Canarias7, 23.06.2023: Olga Santana realiza un trabajo impecable que no está al alcance de cualquiera y a pesar de ello tengo la percepción de que no le damos el valor que tiene...................Olga Santana does impeccable work that is not within everyone's reach and yet I have the perception that we don't give her the value she deserves. (ENGLISH AT THE END)

Agustín Santana, 26.06.2023.

Al final de estas primeras líneas reproduzco, por su interés, el artículo de Luis Nantón «Malos tiempos para la Lírica», Canarias 7 23.06.2023

Esta semana pasada he publicado en esta web seis artículos dedicados a Amigos Canarios de la Opera.

Desde hace muchos años publico artículos de opinión para apoyar a nuestra asociación, que temporada tras temporada se va consolidando como una referencia en el mundo de la música clásica.

En el año 2012  nuestros dirigentes públicos decidieron rebajar la aportación a la asociación de una manera tan drástica que puso en riesgo la celebración de las temporadas de ópera. Probablemente también agravado por problemas económicos aumentados internamente con los gastos exigidos en aquellos momentos para impulsar los éxitos a nivel internacional. En el año 2014 se produjo la salida del excelente director artístico Mario Pontiggia y el comienzo de una nueva gestión con Ulises Jaén.

Han pasado nueve años y nuestra asociación ha ido ganando prestigio, cada temporada más, por la magnífica gestión del director general y artístico. La elección de los solistas ha sido uno de los grandes éxitos.

Pero una pequeña inquietud siempre ha aparecido en los amantes de la ópera que año tras año nos encontramos en nuestro Teatro Pérez Galdós: el reconocimiento oficial a nuestro Coro. Los directores musicales, los solistas más significados y el público en general siempre han estallado en aplausos cariñosos y de reconocimiento a la calidad profesional de un grupo que, se percibe, no tiene los medios necesarios para conseguir esos éxitos.

Pero los consigue gracias al esfuerzo personal de todos sus componentes y especialmente el de su directora Olga Santana. Por razones obvias, que conocen mis amigos y algunos de los seguidores de bachpuccinithebeatles.com,  siempre he tratado de ser lo más ecuánime en mis opiniones públicas. Pero algo me llegó al corazón el sábado pasado con el artículo de Luis Nantón en Canarias 7 titulado «Malos tiempos para la lírica». 

Al corazón y al alma. Su magnífica exposición detalla las vicisitudes por las que ha pasado y tiene que pasar Olga Santana para conseguir el altísimo nivel de calidad que disfrutamos en cada función.

Amigos Canarios de la Opera tiene hoy dos valores fundamentales para continuar con los éxitos tan importantes que se están consiguiendo: Ulises Jaén y Olga Santana. La salida de Pontiggia dejó un amargo sabor, seguramente necesario en aquellos  momentos.

Hoy los amantes de la ópera en Canarias queremos que el Coro de Amigos Canarios de la Opera sea apoyado y dotado de los medios necesarios para continuar con la parte importante del éxito que tiene en nuestras temporadas. También económicamente. Y especialmente su directora, por su responsabilidad, por su entrega, por su trabajo, por su amor a la música y por saber transmitirla con tanta sensibilidad. Que se sienta valiosa y digna en su trabajo y en sus condiciones de trabajo como refleja el deseo de todos. Tenemos buenos tiempos para Amigos Canarios de la Opera.

Mi más sincero agradecimiento a Luis Nantón por su artículo. Estoy seguro que la inmensa mayoría de los amantes de la ópera de Canarias celebramos sus sentidas palabras.

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Malos tiempos para la lírica

Tribuna libre ·

 Este año nos ha intrigado el thriller de ‘Fedora’, hemos amado con ‘Lucia di Lamermoor’, hemos vibrado con la siempre monumental ‘Aída’, nos hemos enfadado con los villanos de ‘La Gioconda’ y llorado con la maldición de ‘Rigoletto’

Luis Nanton Díaz

Viernes, 23 de junio 2023, 23:15

Acaba de terminar la magnífica temporada de ópera de la ciudad, la número cincuentaiseis, que se dice rápido, pero son muchos años haciendo las cosas bien como para que resulte baladí. Este año nos ha intrigado el thriller de ‘Fedora’, hemos amado con ‘Lucia di Lamermoor’, hemos vibrado con la siempre monumental ‘Aída’, nos hemos enfadado con los villanos de ‘La Gioconda’ y llorado con la maldición de ‘Rigoletto’. La ópera en apenas unos cientos de años, ha pasado de ser un género tan popular, como es ahora el fútbol, a convertirse en una categoría musical casi elitista. Hay mucha gente, sobre todo entre los menores de 30 años, que no ha ido nunca a una representación de ópera ni parece que esté entre sus propósitos. A pesar de que la isla goza, en mi opinión, de una cultura operística nada desdeñable. La ópera nos enseña a sentir, a amar, a llorar, a reír, a perdonar, a dejar marchar… En definitiva, a vivir.

Por nuestra casa han pasado grandes intérpretes que fueron convenientemente celebrados, son personajes con indudable talento pero también grandísimos trabajadores. Un cantante lírico trae de serie la disciplina y el sacrificio, cualidades francamente en desuso hoy en día. Son años de estudio, ensayos de muchas horas, clases de técnica vocal, además de los inconvenientes que conlleva tener que realizar tu trabajo fuera del lugar en el que resides. Para que se hagan una idea, en cada ópera que se representa en nuestra ciudad los intérpretes pasan tres semanas aquí; las dos primeras con ensayos diarios y la tercera, la de las funciones.

A veces nos deslumbra el éxito, sobre todo si viene de fuera y con avales internacionales, pero nos cuesta ver lo bueno que tenemos en casa. El coro es uno de los muchos ingredientes que componen ese maravilloso cóctel que es una ópera, con frecuencia olvidado. Por ello, hoy querría poner el foco de atención en ese elemento, concretamente en su directora. Olga Santana dirige el Coro del Festival de la Ópera desde hace 25 años. Una mujer excepcional con una extensa vida laboral en la que destacan 34 años dedicados a la ópera. Todo el que conoce a Olga no puede dejar de sorprenderse por la vitalidad y la pasión que transmite. Desmenuza cada partitura buscando la excelencia en la interpretación, aunque para eso tenga que repetir cada estrofa veinte veces, y si no que le pregunten a sus sufridos componentes. Es capaz de distinguir entre 45 voces que cantan una sola que no está dando la nota correcta y con los ojillos medio cerrados exige repetirlo otra vez y otra, y otra…Hasta que salga bien. Resulta infatigable al desaliento, cuando todo parece que está cuesta arriba y que es imposible conseguir la tarea, ella continúa persiguiendo el objetivo convirtiéndose en una saltadora de obstáculos con una profesionalidad que te deja sin respiración. ¿Que no llegan las partituras? Pues seguimos ensayando con lo que tengamos ¿Que no hay agua en el local de ensayo? Ya se encarga ella de que alguien traiga una garrafa ¿Que no hay piano? Busca un teclado aunque tenga que conseguir un alargador de diez metros para enchufarlo en otra habitación.

Durante la pandemia, lo fácil hubiera sido rendirse, tampoco es que la ópera se encontrara entre las actividades que convinieron en llamar esenciales. ¡Pues va a ser que no! Ensayaban con mascarillas, con pantallas de metacrilato y por grupos de menos de diez componentes; lo que le obligaba a multiplicar sus horas de trabajo. Llegó a dirigir ensayos en un local parroquial en los bajos de un edificio de la ciudad para poder meter a todo el coro, a pesar de las quejas de los vecinos. Daba igual cuales fueran las circunstancias, si ella estaba presente se podía ensayar y se ensayaba.

Conviene señalar que dirige un coro semiprofesional, lo que quiere decir que sus integrantes no se dedican a la ópera a tiempo completo, sino que desarrollan sus respectivas actividades laborales con sus horarios y sus obligaciones. Les une su indiscutible amor a la música pero, muy pocos viven de ella, tienen que trabajar en un taxi, en un supermercado, en la construcción, en un colegio… De abogado, de médico, de transportista, de funcionario de prisiones… Por lo que el grupo humano que lo compone es muy variopinto. Olga hace malabares para encajar todas las piezas y acometer los montajes de las obras, luchando en muchas ocasiones con la cicatería de los fondos que dejan el resultado expuesto a los imprevistos. Las bajas de última hora impiden que alguien que ha estudiado la obra finalmente la cante y no hay nadie que pueda sustituirlo.

Se pasa la mitad del año preparando las óperas en solitario y la otra mitad ejecutándolas. Cuando por fin llega el maestro, el encargado de dirigir toda la obra, se retira respetuosamente a un segundo plano sin dejar de estar pendiente en todo momento de sus intervenciones. Es un delicado equilibrio entre el responsable de la realización y la que los ha preparado. Mejor dicho los maestros, porque son cinco distintos, uno por título. Aunque hay alguno que repite, en su mayoría son desconocidos y hay que esperar a los ensayos para saber de qué pie cojean, cuál es la interpretación que buscan y el estilo que imprimen. Modificaciones de última hora que ponen a prueba los nervios más templados.

Luego viene el director de escena que insiste en desperdigarle al coro por el escenario o separar a los componentes de la misma voz. Le toca nuevamente intervenir con toda la consideración que puede para conseguir que el coro suene como tiene que sonar, a pesar de que sus integrantes tengan que cantar mientras bailan, juegan a las cartas o corretean huyendo de los soldados del duque.

Es necesario conocer el bagaje vital de Olga para entender esa fortaleza de ánimo. Además de la carrera de música, piano y canto en el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas, formó parte de varias corales y más adelante empezó a dirigirlas. Estuvo diez años asistiendo a otros directores en la ópera hasta que se convirtió ella misma en directora. La tragedia le golpeó de forma inmisericorde cuando hace ya casi 20 años perdió a su hijo mayor en un accidente. Seguir viviendo después de enterrar a un hijo es como caminar con una losa de piedra sobre los hombros. Ella dice que no es fuerte, que oculta su dolor tras una coraza y se levanta cada día con el mantra ‘tú puedes’. Bien sabe Dios que lo hace, se levanta cada día por su hija, que era una niña cuando su hermano falleció, y por la música. Es una de esas personas afortunadas que ha podido dedicarse a lo que le apasiona y lo transmite a todo el que se cruce en su camino.

Realiza un trabajo impecable que no está al alcance de cualquiera y a pesar de ello tengo la percepción de que no le damos el valor que tiene. Definitivamente, son malos tiempos para la lírica. Las boberías de Tik Tok surcan el ciberespacio sin que podamos reconocer un ápice de esfuerzo o de talento mientras que una persona extraordinaria tiene que pelearse por conseguir que sus condiciones laborales sean dignas, al menos del trabajo que realiza. Trabajo que es aplaudido de forma unánime por los que vienen de fuera, que se asombran al conocer las circunstancias en las que desarrolla su cometido. Vaya desde aquí mi reconocimiento, bravo Maestra.

ENGLISH

Agustín Santana, 26.06.2023.

At the end of these first lines I reproduce, for its interest, the article by Luis Nantón «Malos tiempos para la Lírica», Canarias 7 23.06.2023.

This past week I have published on this website six articles dedicated to Amigos Canarios de la Opera.

For many years I have been publishing opinion articles to support our association, which season after season is consolidating itself as a reference in the world of classical music.

In 2012 our public leaders decided to reduce the contribution to the association in such a drastic way that it put at risk the celebration of the opera seasons. This was probably also aggravated by economic problems, which were compounded internally by the expenses required at that time to promote the successes on an international level. The year 2014 saw the departure of the excellent artistic director Mario Pontiggia and the beginning of a new management with Ulises Jaén.

Nine years have passed and our association has been gaining prestige, each season more and more, due to the magnificent management of the general and artistic director. The choice of soloists has been one of the great successes.
But a small concern has always appeared in the opera lovers that year after year we meet in our Teatro Pérez Galdós: the official recognition of our Choir. The musical directors, the most significant soloists and the public in general have always burst into affectionate applause and recognition of the professional quality of a group which, it is perceived, does not have the necessary means to achieve these successes.

But it achieves them thanks to the personal effort of all its members and especially that of its director Olga Santana. For obvious reasons, which my friends and some of the followers of bachpuccinithebeatles.com know, I have always tried to be as fair-minded as possible in my public opinions. But something touched my heart last Saturday with Luis Nantón’s article in Canarias 7 entitled «Bad times for the lyric».

To the heart and soul. His magnificent exposé details the vicissitudes that Olga Santana has gone through and has to go through to achieve the very high level of quality that we enjoy at every performance.

Amigos Canarios de la Opera today has two fundamental values to continue with the important successes that are being achieved: Ulises Jaén and Olga Santana. Pontiggia’s departure left a bitter taste, surely necessary at the time.

Today, opera lovers in the Canary Islands want the Coro de Amigos Canarios de la Opera to be supported and provided with the necessary means to continue with the important part of the success it has in our seasons. Also financially. And especially its director, for her responsibility, for her dedication, for her work, for her love of music and for knowing how to transmit it with such sensitivity. May she feel valued and dignified in her work and in her working conditions, as we all wish. We have good times ahead for Amigos Canarios de la Opera.

My sincere thanks to Luis Nantón for his article. I am sure that the vast majority of opera lovers in the Canaries welcome his heartfelt words.

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Bad times for lyric poetry

Free tribune –

This year we have been intrigued by the thriller of ‘Fedora’, we have loved with ‘Lucia di Lamermoor’, we have vibrated with the always monumental ‘Aida’, we have been angered by the villains of ‘La Gioconda’ and we have cried with the curse of ‘Rigoletto’.

Luis Nanton Díaz

Friday, 23 June 2023, 11:15pm

The city’s magnificent opera season has just come to an end, the fifty-sixth, which is quick to say, but it’s too many years of doing things well for it to be trivial. This year we have been intrigued by the thriller ‘Fedora’, we have loved with ‘Lucia di Lamermoor’, we have vibrated with the always monumental ‘Aida’, we have been angered by the villains of ‘La Gioconda’ and cried with the curse of ‘Rigoletto’. In just a few hundred years, opera has gone from being as popular a genre as football is now, to becoming an almost elitist musical category. There are many people, especially among the under 30s, who have never been to an opera performance, nor does it seem to be on their agenda. Despite the fact that the island enjoys, in my opinion, a not inconsiderable operatic culture. Opera teaches us to feel, to love, to cry, to laugh, to forgive, to let go… In short, to live.

Great performers have passed through our house who were suitably celebrated; they are undoubtedly talented characters but also great workers. A lyric singer brings discipline and sacrifice as standard, qualities that are frankly in disuse nowadays. It takes years of study, long hours of rehearsals, vocal technique classes, plus the inconvenience of having to perform your work away from where you live. To give you an idea, in every opera performed in our city, the performers spend three weeks here; the first two with daily rehearsals and the third, the one during the performances.

Sometimes we are dazzled by success, especially if it comes from abroad and with international endorsements, but we find it hard to see the good things we have at home. The chorus is one of the many ingredients that make up the wonderful cocktail that is an opera, often forgotten. That is why today I would like to put the spotlight on that element, specifically on its conductor. Olga Santana has directed the Opera Festival Chorus for 25 years. An exceptional woman with an extensive working life that includes 34 years dedicated to opera. Anyone who knows Olga cannot fail to be surprised by the vitality and passion she transmits. She tears each score to shreds in search of excellence in interpretation, even if she has to repeat each verse twenty times, and if not, just ask her long-suffering members. He is capable of distinguishing between 45 voices singing a single one that is not giving the right note and with half-closed eyes he demands to repeat it again and again, and again, and again… Until it comes out right. She is indefatigable to discouragement, when everything seems to be uphill and it is impossible to achieve the task, she continues to pursue the goal becoming a professional obstacle jumper with a professionalism that takes your breath away. The scores don’t arrive? Well, we keep rehearsing with what we have. There’s no water in the rehearsal room? She will arrange for someone to bring a jug of water There is no piano? Find a keyboard, even if she has to get a ten-metre extension cord to plug it into another room.

During the pandemic, the easy thing to do would have been to give up, not that opera was among the activities they agreed to call essential. Well, it wasn’t! They rehearsed with masks, with methacrylate screens and in groups of less than ten members, which forced him to multiply his working hours. He went so far as to conduct rehearsals in a parish hall on the ground floor of a building in the city in order to fit the whole choir in, despite the complaints of the neighbours. No matter what the circumstances, if she was present, rehearsals could and did take place.

It should be noted that she directs a semi-professional choir, which means that its members do not devote themselves to opera full time, but carry out their respective work activities with their schedules and obligations. They are united by their unquestionable love of music, but very few of them make a living from it; they have to work in a taxi, in a supermarket, in construction, in a school… As a lawyer, a doctor, a haulier, a prison officer… So the human group that makes up the choir is very diverse. Olga juggles to fit all the pieces together and to carry out the assemblies of the works, struggling on many occasions with the scarcity of funds that leave the result exposed to unforeseen events. Last minute withdrawals prevent someone who has studied the work from finally singing it and there is no one to replace them.

He spends half the year preparing the operas alone and the other half performing them. When the maestro finally arrives, the one in charge of directing the whole work, he respectfully withdraws into the background while keeping a watchful eye on his interventions at all times. It is a delicate balance between the person in charge of the performance and the one who has prepared them. Or rather, the masters, because there are five different ones, one for each title. Although there are some who repeat, most of them are unknown and you have to wait for the rehearsals to find out where they are coming from, what interpretation they are looking for and what style they are going for. Last minute changes test the most tempered nerves.

Then comes the stage director who insists on scattering the chorus around the stage or separating the members of the same voice. It is up to him again to intervene with all the consideration he can to make the chorus sound as it should sound, even if its members have to sing while dancing, playing cards or running away from the Duke’s soldiers.

It is necessary to know Olga’s life background to understand this strength of spirit. As well as studying music, piano and singing at the Conservatorio Superior de Música de Las Palmas, she was a member of several choirs and later began to conduct them. She spent ten years assisting other conductors in opera until she became a conductor herself. Tragedy struck her mercilessly when almost 20 years ago she lost her eldest son in an accident. To go on living after burying a child is like walking with a stone slab on your shoulders. She says she is not strong, that she hides her pain behind a shell and gets up every day with the mantra ‘you can do it’. God knows she does, she gets up every day for her daughter, who was a child when her brother died, and for music. He is one of those lucky people who has been able to dedicate himself to what he is passionate about and he transmits this to everyone who crosses his path.

He does an impeccable job that is not within the reach of everyone and yet I have the perception that we don’t give him the value he deserves. These are definitely bad times for the lyric. Tik Tok’s nonsense is flying through cyberspace without us being able to recognise an iota of effort or talent, while an extraordinary person has to fight to ensure that their working conditions are worthy, at least of the work they do. Work that is unanimously applauded by outsiders, who are astonished to learn of the circumstances in which he carries out his work. I would like to take this opportunity to express my appreciation, bravo Maestra.

Olga Santana con el maestro Ciampa

Coro de Amigos Canarios de la Opera

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