LOS CAMPOS DE FUTBOL DE ANTES. The football pitches of yesteryear.

Campo de Fútbol los Hoyos, Ciudad del Mar. Las Palmas de Gran Canaria. Rodríguez Monroy - San Lázaro. 1964

Agustín Santana Correa, 12.05.2022. ………………….(English at he end)

En artículos anteriores hemos hablado de «Las Abuelas y las Madres de Antes» publicado el día 27.04.2022 y «Las Reglas del Futbol Callejero» el día 06.05.2022. Pero, ¿como eran los campos de futbol en 1960 en Las Palmas de Gran Canaria?

A finales de los sesenta jugué por primera vez en un campo de fútbol. Con ocho o nueve años no me quedó mucho recuerdo de aquello, pero si quedó el sentimiento de emoción de darle al balón de una forma más “profesional”. Ese campo estaba al lado izquierdo de la Iglesia de San José mirando hacia su puerta, y corría por allí una acequia que teníamos que salvar para bajar al terreno. En ese terraplén que bajaba desde la Iglesia se sentaba el público emulando a los que lo hacían en el arenal del Estadio Insular. Poco más recuerdo de aquel campo salvo que era muy pequeño.

Con doce o trece años jugué en un equipo que se llamó “El Ancla” y después en el “Optica Jaén” en el campo de otra Iglesia, Santa Teresita en la calle Tomás Morales. Este campo también era pequeño, pero tenía más piedras que el de San José y otra gran dificultad: estaba inclinado, desde la calle Pérez del Toro hasta la de Tomás Morales, y cuando jugabas hacia arriba era casi imposible llegar a la puerta contraria. Y si hacía viento en contra no llegábamos ni al centro del campo.

Más abajo estaba el “Campo de España”, creo que así le llamábamos, y se encontraba en lo que hoy es una fuente entre la Clínica del Pino y la calle León y Castillo, justo donde la Presidencia del Gobierno hoy. Un campo mucho más importante y grande, que a los más pequeños nos imponía. En este campo llegué a entrenar con el equipo infatil del “Arenales”, un equipazo de aquella época donde creo que jugaba Luis Sicilia. No sé por qué entrené con ellos, supongo que por el entrenador del equipo Optica Jaén donde dije que jugaba en infantiles más pequeños. Nos cambiábamos de ropa en un bazar, en una de las calles que sube desde León y Castillo hacia Tomás Morales (Carvajal quizás?) en el lado izquierdo, seguramente propiedad de nuestro entrenador.

Con catorce o quince años llegó otro campo de fútbol: el de los Hoyos de Ciudad del Mar en la calle Avenida Rafael Cabrera. Todavía no estaba la Avenida Marítima. Creo recordar que todos los edificios que hoy están desde la estación de guaguas hasta el Teatro Pérez Galdós eran hoyos y nosotros jugábamos en el más cercano al teatro, justo enfrente donde hoy está el parking. Por supuesto de tierra, con muchas piedras, y con aquel balón de cuero  con formas hexagonales y rectangulares. El equipo, el “Rodríguez Monroy”, el entrenador Antonio Salamanca al que llamábamos Toñín, y el cambio de equipaje en su casa en la Portadilla de San José donde algunos recuerdan a la figura de su madre, una madre heroica de aquella época como relatamos en un artículo anterior.

Terminada la edad infantil llegó otro campo, en San José también, el “Martín Freire”. También de tierra, pero no con piedras, con gradas para el público, con vestuario y duchas, y unas dimensiones mucho más grandes que los anteriores. No había agua caliente. asi que en invierno nos duchábamos en aquellas duchas con un agua helada…… ¡Pero ésto sí que ya era un campo de fútbol¡ Recuerdo mi alegría cuando un día me dijo Portillo, nuestro entrenador: ¡Correa, mañana por la noche a entrenar con el equipo regional¡

Al Sporting de San José llegué por la insistencia de mi querido amigo Paco Miguel del Toro, y entonces recorrí muchos campos de Gran Canaria, todos de tierra, y debuté en el campo de fútbol de Arucas, que estaba en dirección a la Montaña de Arucas.

Me quedé con las ganas de jugar al fútbol en un campo de césped. Pero en aquellos años el único de césped era el Estadio Insular, y ahí solo jugaban los equipos de la Unión Deportiva y algunos más. Algunos compañeros del Rodríguez Monroy llegaron a los juveniles de la Unión Deportiva y a la Selección Infantil o Juvenil. Yo dejé el fútbol en el juvenil del Sporting de San José, faltando una temporada, eso sí, con la satisfacción de haber sido campeones de grupo.

1967-1968

ENGLISH

At the end of the sixties I played on a football pitch for the first time. When I was eight or nine I didn’t have many memories of it, but I did have the feeling of excitement of hitting the ball in a more «professional» way. That pitch was on the left side of the Church of San José looking towards its door, and there was an irrigation ditch that we had to cross to get down to the ground. On that embankment that descended from the church, the public would sit in emulation of those who used to sit on the sandy area of the Insular Stadium. I remember little else about that pitch except that I was very small.

When I was twelve or thirteen years old I played in a team called «El Ancla» and later in «Optica Jaén» in the field of another church, Santa Teresita in Tomás Morales street. This pitch was also small, but it had more stones than the one in San José and another great difficulty: it was sloping, from Pérez del Toro Street to Tomás Morales Street, and when you played upwards it was almost impossible to reach the opposite goal. And if the wind was against us, we couldn’t even reach the centre of the pitch.

Further down was the «Campo de España», I think that’s what we called it, and it was located in what is now a fountain between Clínica del Pino and Calle León y Castillo, just where the Presidency of the Government is today. It was a much bigger and more important pitch, which was very imposing for the younger players. On this pitch I got to train with the «Arenales» infantile team, a great team at that time where I think Luis Sicilia played. I don’t know why I trained with them, I suppose because of the coach of the Optica Jaén team where I said I played with the younger children. We used to change clothes in a bazaar, in one of the streets that goes up from León y Castillo towards Tomás Morales (Carvajal maybe?) on the left hand side, probably owned by our coach.

With fourteen or fifteen years came another football pitch: the Hoyos de Ciudad del Mar in the street Avenida Rafael Cabrera. I seem to remember that all the buildings that today are from the bus station to the Pérez Galdós Theatre were pits and we played on the one closest to the theatre, just opposite where the car park is today. The team was the «Rodríguez Monroy», the coach Antonio Salamanca whom we called Toñín, and the change of luggage in his house in the Portadilla de San José where some remember his mother, a heroic mother of that time as we related in a previous article.

Once he had finished his childhood, another camp arrived, also in San José, the «Martín Freire». It was also made of earth, but not with stones, with stands for the public, with changing rooms and showers, and much bigger than the previous ones. This was already a football pitch!

I came to Sporting de San José at the insistence of my dear friend Paco Miguel del Toro, and then I played on many pitches in Gran Canaria, all of them dirt ones, and I made my debut on the football pitch in Arucas, which was in the direction of the Montaña de Arucas.
I wanted to play football on a grass pitch. But in those years the only grass pitch was the Estadio Insular, and only the Unión Deportiva teams and a few others played there. Some teammates from Rodríguez Monroy made it to the youth teams of the Unión Deportiva and to the Infantil or Juvenil national team. I left football in the youth team of Sporting de San José, with the satisfaction of having been group champions.

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