Putin, Xi Jinping, Trump y Sánchez son el mal de la sociedad mundial, soportados por pueblos sometidos por el poder y por el dinero, pueblos sin capacidad de reacción.
La falta de libertades se acentúa cada año más, y la pobreza se mantiene o aumenta, causando verdaderas tragedias en las familias más desfavorecidas, sin importarles demasiado a estos sátrapas que se entretienen en sus batallas de poder, dedicando todo su tiempo a asegurar su futuro en el sillón de mando, dejando que las economías dormiten hacia sus intereses, engrosando sus cuentas, gastando cada vez más en el gasto superfluo destinado a pagar bien a los que les apoyan, en una compra inmoral de voluntades mientras los más pobres no llegan a final de mes y los más desgraciados pasan hambre, o mueren, sin importarles lo más mínimo, ocupados en dar ruedas de prensa infumables dirigidos a la masa inerme de comprados, cada vez más grande, que recibe cada vez más dádivas por su apoyo sin pensar en sus vecinos que se amontonan en las casas de los padres porque no pueden pagar alquiler, y ellos, los Putin, Jinping, Trump y Sánchez viven como los dioses, rodeados de faustos y de lujos imposibles para políticos honrados.
Todo esto fue lo que hizo estallar la revolución en Francia. Quizás haga falta ahora otra revolución en contra de estos políticos. O acaban ellos con nosotros.