Jugué fútbol y me gusta como el mejor deporte de equipo junto al Baloncesto. Como en todas las familias grancanarias, y quizás todas las canarias, seguimos a la Unión Deportiva Las Palmas como nuestro primer equipo y algunos se van después con el Real Madrid y otros con el Barcelona.
Mis nietos siempre han querido saber si me decanto por uno o por otro de los grandes equipos y mi respuesta les sorprende: «soy de Pedri».
En ocasiones me pierdo partidos importantes, de La Liga o de la Chapions, pero los partidos de Pedri desde que debutó en nuestra U.D. en agosto de 2019 los he visto prácticamente todos.
Desde el primer partido me enamoró, porque ví en él al sustituto de Laudrup, de Xavi y de Iniesta, de Juan Carlos Valerón y de David Silva.
Aparte de la técnica exquisita que tiene, además de defender y atacar como el mejor, de su posición en el campo siempre acertada, de esconder el balón, de tener cuatro ojos, de parar el partido o darle imprevista rapidez, y además de dar el pase que nadie ve con milimétrica precisión, aparte de todo eso, Pedri en el campo es poesía y música.
Desde siempre ha gobernado los partidos, los contiene o los impulsa según el momento, según el resultado, dependiendo de la respuesta del contrario, incluso según la posición de sus compañeros.
Lo ha hecho siempre, pero lo que está haciendo en los últimos partidos es sacar la esencia completa de Germán Dévora, pausada y elegante, dejando a tres o cuatro contrarios buscándole a él y al balón, o que le llamen El Mago como se hizo con Valerón y Silva porque crea un repertorio de ilusionismo o de prestidigitación que sorprende a los contrarios y también al público. Parte de culpa la tiene Hansi Flick, para mí el mejor entrenador del mundo actualmente. Sabe sacar de cada jugador el máximo, y también de la estrategia, de los cambios, y más importante aún, de las emociones de los jugadores.
Pedri Fútbol canario, en esencia.
Estoy disfrutando con él a tope, tanto como con la música o la poesía. Y Iker Ruíz del Barco también:
