NESTOR DORESTE. «Indignación con el trato a los menores inmigrantes»

Mi tierra, nuestra sagrada tierra, está siendo agredida cruelmente por políticos y civiles incapaces de impedir los insultos y mentiras oficiales de los partidos políticos.

Inmigrantes hacinados en Hoya Fría, Tenerife.

Desde esta web que debiera dedicarse a la Música, al Arte, a la Cultura y a Canarias, apoyamos la denuncia del escritor Néstor Doreste sobre el trato inhumano que los políticos españoles están dando a los niños que nos llegan desde Africa. No son números. Son niños. Podrían ser sus hijos. Nuestros hijos.

Néstor Doreste Padilla, 20.09.2024

Mi indignación ha llegado al máximo viendo el comportamiento de los aduladores, ineptos y mediocres políticos canarios con el ya cansino tema de los inmigrantes y de los menores en Canarias.

Estos hipócritas deleznables son incapaces de dar un golpe en la mesa diciendo  !!!basta, hasta aquí hemos llegado!!!, viendo como el Gobierno de España ningunea, insulta y desprecia a su tierra madre.

¿Dónde tienen estos malditos parias políticos el obligado y noble deber de sentir amor por el lugar en el que nacieron? Esta banda de incompetentes insulta impunemente, sin ruborizarse, al pueblo que les votó.

Todo es un engaño, una mentira propia de desalmados y sinvergüenzas que no quieran aprobar un protocolo que resuelva la enorme tragedia humana que se está produciendo día a día delante de nuestros propios ojos.

Mi indignación se incrementa cuando veo como el conjunto de los periodistas locales obvian denunciar la salvajada que estamos viviendo y miran para otro lado. Son vasallos de sus poderosos dueños y callan como bellacos.

También tiene culpa esta sociedad pusilánime, ignorante y entontecida por el consumo y las series turcas. A mi me duele muchísimo ver lo que veo.

Mi tierra, nuestra sagrada tierra, está siendo agredida cruelmente por políticos y civiles incapaces de impedir los insultos y mentiras oficiales de los partidos políticos. !!!todos!!!, que sólo desean hacer lo que conviene a sus propios intereses, normalmente económicos.

No soporto ver como a mi pueblo, a mi gente, a mis vecinos y a mis hermanos se les ignora y desprecia tanto. Maldigo y escupo con fuerza en la cara a todos los responsables de permitir lo que se está haciendo y no lo impiden desobedeciendo a Madrid, que no entiende ni conoce nuestra forma de ser que, a algunos de nosotros, aún nos hace gritar y llorar sin fin ante tanto desprecio.

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