El Estado Islámico, las guerras, los refugiados y Europa
Desde hace tiempo existen graves problemas entre chiitas y sunitas, agravado por el conflicto existente en el propio seno de estos últimos. Los hombres y mujeres del Estado Islámico y de Al Qaeda, así como los habitantes de Arabia y Pakistán, pertenecen al mundo sunita, donde se ha promocionado bastante una rama muy dura que está dentro del Islam más radical, que es el wahabismo, una corriente político religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo, en concreto de la escuela Hanbalí, que data del siglo XVIII, corriente financiada por Arabia Saudí y por Catar, aunque este último en menor medida, lo que les permite controlar todas las mezquitas y centros culturales musulmanes.
Muchos expertos tienen muy claro que el problema que está ocasionando en el mundo el Estado Islámico comenzó con las guerras de Oriente Medio, como fueron: 1) la Guerra del Golfo en el año 2.003 con la posterior invasión de Irak acordada en las Islas Azores por los responsables políticos de Estados Unidos (Bush), Reino Unido (Baird) y España (Aznar), 2) la Guerra Civil de Siria, que empezó hace años, y 3) la ya acabada Guerra de Afganistán, que se inició en el año 2.001. Este enorme caos es el motivo de que millones de personas se hayan convertido en refugiados.
Como en Turquía, Líbano y Jordania hay casi seis millones de refugiados sirios, al rechazar aceptar más se produce el motivo de que este flujo migratorio lo hayan utilizado los traficantes de seres humanos para traerlos a Europa que, por cierto, tardó demasiado en tomar conciencia de un problema, que conocía perfectamente, que se había originado hacía años en Afganistán, Irak y Siria.
La inmensa mayoría de estos refugiados sólo quieren trabajar y no comparten ideología con los yihadistas, lo que garantiza, en principio y según la opinión de aquellos expertos, de que su presencia no debe suponer ningún peligro para Europa. Hay un dato importante: si fuesen islamistas, casi con toda seguridad se habrían dirigido a los Países del Golfo.
La ruta que se creó, que es la principal para los sirios, comienza en Turquía, se dirige a Grecia y continúa a través de Los Balcanes para llegar a Alemania, Reino Unido y Suecia. Se necesitó ver la imagen del niño de tres años Ayland Kurdi, ahogado en la orilla de una playa turca, para que reaccionaran los políticos responsables de este drama, a pesar de que todo ellos sabían que, desde hacía bastante tiempo, se estaban produciendo muertes en los naufragios cuando zozobran embarcaciones cruzando el Mediterráneo que, dicho sea de paso, se estaba convirtiendo en un cementerio. Junto con los sirios también se incorporan a este flujo ciudadanos iraquíes, afganos, iraníes y pakistaníes, aunque estos dos últimos en menor medida.
Junto a este hecho concreto se produce una triste dualidad importante en la búsqueda de oportunidades de lograr una vida mejor, porque el refugiado es el que busca refugio en otros países a causa de las guerras, del hambre o de las persecuciones políticas, mientras que el emigrante es el que se traslada voluntariamente a otros países en busca de trabajo porque en el suyo predomina la pobreza.
(Para los fieles seguidores de Néstor les comunicamos que su próximo artículo se publicará el próximo día 6.)