Tiene siete años y una mirada viva y alegre, como si quisiera comerse el mundo, como si estuviera llegando tarde para divertirse y ser feliz.
Empieza con una cosa y quiere pasar a otra, como viviendo en el país de las maravillas, ese país propio de los niños, que volvemos a recuperar los viejos, después de pasar años de responsabilidad y trabajo, y algo de stress durante algún tiempo.
Por eso cuando Jorge llega a Campo de Golf se empiezan a escuchar juegos, fantasías, vuelos inesperados, Charizard que aparecen y desaparecen de la piscina, y dibujos para pintarrajear en los momentos libres en el partamento.
Y ahí es cuando intervengo yo, un abuelo más, que se alegra cuando Jorge llega y le desea que siga soñando, que nunca deje de soñar. Por eso las fantasías de los dibujos que me pide.
No dejes de soñar, nunca querido Jorge dejes de soñar. Persigue tus sueños.