LOS AMIGOS, LA FAMILIA Y EL ESPACIO TIEMPO.

Agustín Santana, 30.03.2024

Salgo a la terraza y me pongo a tomar el sol. Unos minutos, solo unos minutos; cierro los ojos y le miro directamente. Los colores se intercambian a medida que alejas o acercas los ojos. Alejándolo todo se oscurece, primero, y después sale el color rosa suave. Es bonito.

Cuando levantas los ojos otra vez a los rayos directos se empieza a convertir en amarillo, cada vez más amarillo, hasta que queda un amarillo fuerte rodeado de azules y de naranja.

Cuando  vuelves a la mesa de la terraza te han pasado los colores de los ojos a los caminos de la vida. Piensas en el tiempo, en el espacio, en el espacio tiempo que nos mostró Einstein, y se llena de antiguos amigos.

Todos tenemos pilares en los que se asientan nuestros momentos. Mi pilar principal ha sido siempre ella, aunque durante mucho tiempo en ese espacio de la vida se lo dije pocas veces. Ayer mi nieta Martina nos miró cuando nos dábamos un beso y su sonrisa inundó el salón. Alvaro exclamó…… ¡y yo que pensaba que ya no eran novios!

¿Novios?….desde siempre, en todo el espacio tiempo que hemos vivido. ….

No no abuelo, el primer día que salieron abuela se fijó mas en un primo tuyo. Te estaba dando calabazas. Alvaro dixit con una sonrisa socarrona.

Pero hablar del pilar principal de tu vida se lleva un artículo, así que volvemos a los amigos.

Mi amigo Gabriel se fue hace mucho tiempo.

Pero desde que entró en mi corazón hace cincuenta años nunca más salió.

Lo mismo me pasó con Manolo; mi abogado en Las Palmas Acoge, mi abogado en mi empresa, mi amigo desde siempre.

Hace cuarenta años teníamos un grupo de amigos con  los que vivíamos la fe cristiana; algo modernillos llegamos a revolucionar un poco a la Parroquia de La Luz, la parroquia principal de la Isleta, desde donde inundábamos a toda la diócesis con nuevas ideas. Nos fuimos varias veces de viaje, uno de ellos a recorrer Andalucia en un coche de ocho plazas.

Uno de los párrocos, Jesuita, nos embarcó para potenciar Las Palmas Acoge, y allá que nos metimos de albañiles para preparar una vieja casona que sería la primera sede de una ONG llena de vida.

Pero la empresa crecía y llegaban nuevos retos. Y en 1990 llegó Jorge Alemán Kamphoff, otro que entró en mi corazón, como los otros dos, y ya no salió más. Fue mi Secretario en el Premio Montblanc a la Cultura en Canarias, y la magia del arte, de la cultura, de los mejores cantantes, escritores, pintores, arquitectos, la magia de todos ellos, las reuniones y los viajes para prepararles sus merecidos homenajes, nos envolvió en un espacio tiempo que ya pasó hace mucho.

Pero llegó la magia de la Radio, de las ondas, para unirnos de nuevo en otro proyecto, veinte años después,  y me vi en una cabina de radio participando con el más grande locutor que ha tenido Canarias.

Y sigues conociendo gente, y llega Néstor Doreste, uno de los tertulianos con un gran carisma y una gran personalidad.

Y estás viviendo en el Sur de Gran Canaria y aparece Juan de la Cruz, treinta años después, que había participado en aquél viejo Premio como Jurado, y aparece Rudi, y sigues llenando un espacio tiempo que creías ya agotado, completo.

Pero el espacio tiempo no se llena nunca. De la misma forma que en el Universo continúa su camino, se curva, y sigue adelante, y cada vez se hace más y más grande, de esa misma forma encuentras nuevas personas, nuevos amigos, ahora gente tan mayor como tú, o más, o incluso más jóvenes como Sarah y Giorgio, y vuelves a tener otro grupo de amigos como aquél de la Parroquia de la Luz que quería cambiar cosas, que quería sacar al Jesús Dios de su capilla y ponerlo en los inmigrantes, o en los más necesitados que se acercaban a Cáritas.

Y otra vez te metes en líos para que la verdad y la justicia prevalezcan.

Y te das cuenta que el tiempo no pasa en balde, que valen más tus nuevos amigos que las luchas quijotescas.

Pero mientras el espacio tiempo siga avanzando tú también tienes que seguir avanzando. Con los viejos y con los nuevos amigos.

Hemos dicho que el pilar principal debe ser un artículo para otro día, pero la familia sigue creciendo, llegan más nietos, llega Ricardo, llega Aurora.

Y seguir viviendo y luchando es un deber mucho más placentero con la compañía tan extraordinaria que hemos recordado.

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