La fuerza rítmica y expresiva de Sarah Miceli
La joven pintora siciliana, cada vez que se sienta con tranquilidad para alcanzar el final de la obra, se vuelca a caballo entre la riqueza de la soledad, con un fondo musical, y su propia entrega de manejar el hechizo de la fuerza que le nace en el alma, que le da vida y que se manifiesta en ese conjunto de sensaciones que expresa en la obra.
Comunicar la sensibilidad de la pintura
Cuando se habla con Sarah Miceli, contemplando un desfile de cuadros firmados por ella, sobre el sentimiento de su obra, responde que se vuelca, sobre todo y fundamentalmente, «en comunicar con la mejor manifestación de los pinceles el pensamiento de la estampa, del cuadro que tengo in mente, y trasladar a los demás y a mí misma, toda la fuerza que deseo manifestar con mis cuadros«.
Y es que Sarah, cuando se retira en lo profundo de su interior, y se pone a llevar al lienzo la recreación de las imágenes y estampas, lo hace con una fuerza emocional intensa, volcándose en el espacio de sus luces, de sus pinceladas, de cada segmento del cuadro, que, a medida que pasa el tiempo, toma el pulso real de su sueño y de su idealización.
A través del color, de la luz, de la imágenes, de las pinceladas, de las tonalidades, hasta que alcanza a saborear la alegría intensa, consigo misma, desde una realización personal de una obra que hemos de calificar genuinamente hermosa y sensible, bella y serena, con la tonalidad que le brota en los adentros.