LA AUSENCIA DE LA PRESENCIA

Agustín Santana, 30.03.2024

Los psicólogos tienen muchos tratados sobre LA PRESENCIA DE LA AUSENCIA, y es que muchísimas veces vivimos rodeados por recuerdos que nos acompañan. Y en muchas de esas ocasiones condicionas tu vida presente por la ataduras de ese pasado.

Esta frase la  escuché en estos días en un documental, creo que fue el de Quincy Jones en Netflix, y me hizo reeflexionar sobre el contrario, «LA AUSENCIA DE LA PRESENCIA».

La experiencia que vas aquiriendo con la edad, y los cambios que se van produciendo en tí a medida que te vas haciendo más viejo, te hace pensar más en lo que hacías cuando eras más joven.

Hace años que dejé mi empresa y mi trabajo profesional y todo ha cambiado para mí. Tenía momentos en que los proyectos y los objetivos me absorvían tanto que todo quedaba en segundo lugar, había que echarle horas y horas para sacar adelante todo y te perdías las pequeñas cosas que pasaban delante de tu vida y no las veías. Incluso te perdías las grandes cosas, como las familia, la mujer, los hijos, los amigos.

El despacho en Las Palmas, las reuniones, el doble café para seguir sin parar, los aviones, los hoteles, los clientes, los eventos y presentaciones, Madrid, Barcelona, Hamburgo, el despacho en Santa Cruz de Tenerife, los equipos de trabajo, los números, los bancos, el fin del año y vuelta a empezar.

Y tus hijos iban creciendo, tu mujer organizando, camisas de manga corta si hace calor o un buen abrigo si te vas al frío.

El sol sale y no lo miras, la luna te llama y no la escuchas, el mar te atrae y no le haces caso, los pájaros cantan y no los oyes. Tus nietos llegan y te tocan a tu puerta cerrada y empiezas a abrirla con el pestillo puesto.

¡Hay algo más!, te dices. 

Y empiezas a ver que no eres el mismo, que eso de levantarse a las cinco de la mañana y acostarse a las doce empieza a ser duro, que te gusta tu trabajo, que sigues fiel a tus principios, que tienes que conseguir para poder dar, para poder pagar, para que puedan estudiar, pero que hay algo más que tienes que vivir.

Y empiezas a aceptar que la ausencia de la presencia ya no es una opción para tí, que el presente es lo más importante en la vida, que el pasado ya no está y nunca volverá y el futuro está por llegar.

Y te acuestas mirando antes a las estrellas, empiezas a escuchar a los pájaros por las mañanas, miras el sol con los ojos cerrados, esperas que lleguen tus hijos, que lleguen tus nietos, y preparas la mesa con el vino y con la alegría de vivir intensamente cada momento.

Con la edad incluso llegas a hacer presente a la ausencia pero nunca más hacer ausente a la presencia.

Empiezas a valorar una hora de vida, un minuto, un segundo. Vivir es maravilloso.

5 comentarios en «LA AUSENCIA DE LA PRESENCIA»

  1. Magnífico mensaje lleno de verdad. Es como un canto a la esperanza. Ayuda a ver que hay tiempo y a convertir aquellas ausencias en algo real, para revivir aquello que pasó de largo y nuestras ocupaciones lo impidieron. Me ha gustado mucho.

    Responder
  2. Siempre palabras maravillosa y describes todo en una forma real que parece que lo estamos viviendo juntos. Hoy justamente hablaba con mi padre de los cambios físicos que se van produciendo

    Responder
  3. Bonita reflexión Agustín-. SIN DUDA PRESENTE
    A mí estos años dedicado a fútbol que he tenido más tiempo para mí y para mi familia he valorado 101% y saboreado mucho más cada minuto que paso con mi gente y la importancia para mí que tiene, y a medida que te vas haciendo mayor….el dedicar el tiempo y atención a quién merece la pena. Abrazo grande para Canarias.

    Responder

Deja un comentario