Agustín Santana, 26.04.2024
Nunca me gustó García Pimienta.
Es un entrenador que repite fallos una y otra vez sin corregirlos, sus propios fallos digo; empecinado en poner a algunos jugadores que no dan la talla, en mantener siempre la misma línea de juego, en cambiar hombre por hombre cuando el problema está en la táctica y no en los jugadores.
El juego insistente de un lado a otro y de alante para atrás puede ser bonito pero no efectivo.
Con él de entrenador se armó el lío de Jonathan Viera, que seguramente tuvo su parte de culpa también porque se creía el todopoderoso, pero quizá podría haber encontrado alguna solución como director del equipo que es.
Cuenta con varios jugadores que no son de primera división, como Cristian Herrera, Sinkgraven, Benito, Sory Kaba, Marc Cardona, o jugadores ya acabados como Munir. Y a otros los ha eliminado de las alineaciones rompiéndoles la seguridad y la categoría que tenían, como Pejiño. La primera culpa es de quién los contrató, pero también de él que no ha reclamado cambios cuando se podía.
El equipo fue sobrevalorado, y el entrenador mucho más.
La fórmula de comprar siempre jugadores a coste cero, jugadores que desechan o no quieren los otros equipos ha pasado factura.
En estos últimos partidos están saliendo todos los defectos de la plantilla y del entrenador. Gracias a la buenísima racha de puntos obtenidos, y a que los equipos de abajo no ganan, no hemos entrado en un problema muy serio de decenso. Hay que recordar el descenso del 1 a 5 contra el Bilbao. En cinco o seis partidos no fuimos capaces de sacar un punto que necesitábamos y en ese último partido perdimos por más de cuatro en casa llevándonos a segunda división.
Pero todos los males vienen desde arriba. Cuando lo importante es sólo el negocio lo deportivo se va perdiendo cada día más.