De JORGE ALEMÁN KAMPHOFF a NÉSTOR DORESTE PADILLA

Conocerte fue un flechazo intelectual, humano y familiar.

Creo recordar que fue en un acto celebrado en el Gabinete Literario en la exaltación de Fernando Guanarteme.

Inmediatamente pensé en la captación de aquel tribuno para la tertulia que estaba organizando.

Así fue la historia y así la cuento. De ese feliz encuentro hasta ahora mismo, Néstor ha sido imprescindible en todos los episodios de opinión.

Además quiero destacar su sentido del humor y su condición de escritor capaz de hacerme vivir, sin haber participado, en la vida veraniega de ese lugar marinero con una canariedad a flor de piel y que fue la frontera hacia el Sur, o sea La Laja. Hablar de tus brillantes cualidades, querido Néstor, sería tal vez invadir tu parcela de felicidad personal.

Eso sí, quiero agradecer tu generosidad y tu cariño para dedicarme el texto en que glosas lo que destacas en mí.

Como estamos en contacto desde nuestros cuarteles de invierno, pongo puntos suspensivos a este comentario, pero no me resisto a compartir contigo el orgullo de formar parte de la saga Doreste y considerarte uno de sus miembros más significados.

Quedamos fundidos en ese «abrazo infinito» y hasta una nueva conexión.

Corto y cambio.

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