CACEREÑEANDO, por Juan de la Cruz. «CUANDO CACERES PERDIO AQUELLOS FESTIVALES». «WHEN CACERES LOST THOSE FESTIVALS»

FOTOTECA de el Periodista, escritor e investigador cacereño ..................FOTOTECA Journalist, writer and researcher.

Juan de la Cruz, periódico Región Digital y revista extremeña Grada.

“Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos, Luso-Filipinos, que nacieron en 1958, hicieron de Cáceres, Plaza Mayor de la Hispanidad”.

            El año 1958 arrancaban en Cáceres los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos-Luso-Filipinos.

 

  Un espectáculo sorprendente y bello, con una amplia y muy rica muestra de canciones y danzas típicas de los diferentes países participantes en el certamen, que, desde el principio, gozó de una extraordinaria acogida y arraigo popular por parte de los cacereños.

Se trataba de una original cita folklórica entre cumbias colombianas, corridinhos portugueses, tamboritos panameños, fandangos, merengues dominicanos, muñeiras, pericones uruguayos, tinikling filipino, joropos venezolanos, jarabes tapatíos mexicanos, jotas, de una belleza sorprendente, a lo largo de los tres días de duración de los Festivales, revestidos de brillantez y relieve, de admiraciones y entusiasmo colectivo, que finalizaba con la entrega de los premios así como una gran serpiente multicolor por el ruedo de la Plaza de Toros, formada por todos los bailarines y el público asistente, a los acordes de la jota más típica cacereña, la danza ochocentista «El Redoble», que se interpreta en la mayoría de las celebraciones populares que tienen lugar en Cáceres.

Unos Festivales Folklóricos, bajo el auspicio del Instituto de Cultura Hispánica, que nacieron con el marco y el denominador común de la presencia cacereña en el Descubrimiento de América y en el sitial solemne de la Hispanidad.

            En esta cita, de una significativa identidad en Cáceres, desde el primero hasta el último de los Festivales Folklóricos, por los más diversos y variados rincones de la ciudad, a cualquier hora, se podían encontrar alegres grupos con sus instrumentos, con sus canciones, con sus bailes, con sus coloridos trajes populares, convirtiendo a Cáceres, tal como se la declaró durante uno de los primeros certámenes, en Plaza Mayor de la Hispanidad, en justa referencia a la epopeya de los conquistadores cacereños.

    Una cita anual de calado y de un impecable relieve tradicional y etnográfico, conformado por muy diversas y bellas estampas, extraídas de las costumbres típicas de los países y regiones hermanas, que quedaron grabadas en el alma de todos los cacereños, que se difundían y expandían por todo el mundo por constituir un hermanamiento de las diferentes naciones, bajo el abrazo de las enseñas nacionales, en la sede de la ciudad de Cáceres. Los cacereños disfrutaban de modo vibrante con aquellos Festivales, como recuerdan los más mayores, porque se convirtió en todo un acontecimiento de identidad específica propia en aquellos últimos días del mes de junio.

            Grupos folklóricos de Colombia, Chile, Filipinas, Panamá, Portugal, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Perú, Galicia, Zamora, Andalucía, Zaragoza, Canarias, Guipúzcoa, Plasencia, Cieza, Cáceres, y otros, mostraban y representaban en el gigantesco escenario toda una serie de evoluciones, con sus canciones y danzas típicas, dejando constancia de la riqueza, la magia, la esencia y el sabor del folklore tradicional de los pueblos que se daban cita en los Festivales.

     Un espectáculo que la ciudad de Cáceres vivía y seguía, de año en año, con un gran interés participativo desde el ritual de la belleza de la canción y la danza popular.

            Luego, un día, por esas cosas y circunstancias de la política, lo de siempre, los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos, Luso-Filipinos, asentados en Cáceres como lo que era, una fiesta propia, muy original y muy bien trabajada, se fueron cruzando con los Festivales de España, patrocinados por el Ministerio de Información y Turismo. Ahí comenzó su decadencia. Hasta que un día desaparecieron del panorama festivo cacereño, perdiéndose, lamentablemente, toda esa riqueza e impulso que se había generado en medio de esfuerzos, sacrificios y afanes por parte de muchos cacereños.

            Por esas fechas, 1964, llegó a Cáceres como Gobernador Civil, Alfonso Izarra Rodríguez, que dejaría la provincia en 1967, al ser nombrado al frente del gobierno

civil de Murcia. Cercano y entrañable, es de dejar constancia que Alfonso Izarra dejó un grato recuerdo de su paso por la provincia cacereña.

            Un año después, en 1968, mientras los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos, Luso-Filipinos de Cáceres ya se habían difuminado, con una gran pesar, arrancaba en Murcia el Primer Festival Folklórico Internacional del Mediterráneo, en cuya segunda edición participó el grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Cáceres, y que en julio próximo, según se ha anunciado recientemente, va a celebrar ya su LIV edición, habiendo adquirido el rango de Fiesta de Interés Regional en la Comunidad de Murcia.

            ¿Por qué cuestiones y de qué tipo se decidió suspender los Festivales Folklóricos de Cáceres, cuando ya se habían superado todas las adversidades de sus inicios, y que, además, habían encontrado el mayor respaldo en las embajadas de los diferentes países hispanoamericanos, con sus representaciones en los Festivales, y con su colaboración para la presencia de los grupos folklóricos respectivos en el certamen?

     ¿Cosas veredes? Serán. O no, tal cual subrayan muchos de los que ocupan poltronas políticas, quitándose del medio. Más alguna mano, de esas de tanto poder en los despachos políticos madrileños, un mal día dejó a Cáceres sin un referente de una gran consideración y una atalaya divulgativa del nombre y la imagen de Cáceres como la que se desprendía de aquellos extraordinarios y muy hermosos Festivales Folklóricos Hispano-Americanos, Luso-Filipinos, que tuvieron un sello de identidad especial en nuestra ciudad.  

ENGLISH

Juan de la Cruz, Región Digital newspaper and Extremadura magazine Grada.

«The Hispano-American, Portuguese-Philippine Folklore Festivals, which were born in 1958, made Cáceres, Plaza Mayor de la Hispanidad».

            In 1958, the Spanish-American-Portuguese-Philippine Folklore Festivals started in Cáceres.

A surprising and beautiful spectacle, with a wide and very rich sample of typical songs and dances from the different countries participating in the event, which, from the beginning, enjoyed an extraordinary welcome and popular support from the people of Cáceres.


It was an original folkloric event with Colombian cumbias, Portuguese corridinhos, Panamanian tamboritos, fandangos, Dominican merengues, muñeiras, Uruguayan pericones, Philippine tinikling, Venezuelan joropos, Mexican jarabes tapatíos, jotas, of a surprising beauty, throughout the three days of the Festivals, covered with brilliance and relief, of admiration and collective enthusiasm, which ended with the awarding of the prizes as well as a great multicoloured snake through the bullring, formed by all the dancers and the audience, to the chords of the most typical Cáceres jota, the ochocentista dance «El Redoble», which is performed in most of the popular celebrations that take place in Cáceres.


These Folklore Festivals, under the auspices of the Instituto de Cultura Hispánica, were born with the common denominator of the presence of Cáceres in the Discovery of America and in the solemn seat of the Hispanic world.


            In this event, of a significant identity in Cáceres, from the first to the last of the Folk Festivals, in the most diverse and varied corners of the city, at any time, you could find cheerful groups with their instruments, with their songs, with their dances, with their colourful folk costumes, turning Cáceres, as it was declared during one of the first contests, into the Plaza Mayor de la Hispanidad, in a fair reference to the epic of the conquistadors of Cáceres.


    An annual event of great importance and impeccable traditional and ethnographic relief, made up of very diverse and beautiful images, taken from the typical customs of the sister countries and regions, which were engraved in the soul of all the people of Cáceres, which were spread and expanded throughout the world by constituting a twinning of the different nations, under the embrace of the national flags, in the headquarters of the city of Cáceres. The people of Cáceres enjoyed those Festivals in a vibrant way, as the elders remember, because it became an event with its own specific identity in those last days of the month of June.


            Folklore groups from Colombia, Chile, Philippines, Panama, Portugal, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Peru, Galicia, Zamora, Andalusia, Zaragoza, Canary Islands, Guipúzcoa, Plasencia, Cieza, Cáceres, and others, showed and represented on the huge stage a whole series of evolutions, with their typical songs and dances, leaving evidence of the richness, magic, essence and flavour of the traditional folklore of the people who came together in the Festivals.


     A spectacle that the city of Cáceres lived and followed, from year to year, with a great participative interest from the ritual of the beauty of the popular song and dance.


            Then, one day, due to the usual political circumstances, the Hispano-American, Portuguese-Philippine Folklore Festivals, established in Cáceres as what it was, a very original and well-worked festival of its own, began to cross paths with the Spanish Festivals, sponsored by the Ministry of Information and Tourism. That was the beginning of their decline. Until one day they disappeared from the festive panorama of Cáceres, losing, unfortunately, all the richness and momentum that had been generated through the efforts, sacrifices and eagerness of many people from Cáceres.


            Around that time, 1964, Alfonso Izarra Rodríguez arrived in Cáceres as Civil Governor, who would leave the province in 1967, when he was appointed as head of the civil government of Murcia.
civil government of Murcia. Alfonso Izarra left a fond memory of his time in the province of Cáceres.


            One year later, in 1968, while the Hispano-American, Luso-Philippine Folklore Festivals of Cáceres had already faded away, with great regret, the First International Mediterranean Folklore Festival started in Murcia, in whose second edition the group of Choirs and Dances of the Women’s Section of Cáceres took part, and which next July, as it has been recently announced, will celebrate its LIV edition, having acquired the rank of Festival of Regional Interest in the Community of Murcia.

    Why was it decided to suspend the Folklore Festivals of Cáceres, when all the adversities of its beginnings had already been overcome, and when, in addition, it had found the greatest support in the embassies of the different Latin American countries, with their representations in the Festivals, and with their collaboration for the presence of the respective folkloric groups in the contest?


     Things true? They will be. Or not, as many of those who occupy political seats emphasise, getting out of the way. But some hand, one of those with so much power in the political offices in Madrid, one bad day left Cáceres without a reference of great.

Consideration and a watchtower for the name and the image of Cáceres as the one that came out of those extraordinary and very beautiful Spanish-American, Portuguese-Philippine Folklore Festivals, which had a special seal of identity in our city.  

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

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