AURORA PARRILLA ARROYO, hija de Tata y mami de Leo. Y mucho más…

Agustín Santana Correa, 14.03.2025

Alejándome del aprovechamiento político del Día de la Mujer me quedo con dos actos sencillos, con verdadera esencia de mujer, acto de las pequeñas cosas, que protagonizaron la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, integrando en su portal Memoria Digital de Canarias el legado escrito de María Dolores de la Fe (mi más preciado apoyo en el Premio Montblanc), y el Ayuntamiento de Santa Brígida, en su sentido homenaje a las treinta y tres mujeres que aportaron lo mejor, desde la política, para el pueblo satauteño.

Hoy me quiero centrar en la hija de Tata y madre de Leo.

Después de ese homenaje a la belleza, al amor, al cuidado de todos, a la ternura, a la sensualidad, multiplicado por treinta tres, Aurora escribió:

 

Treinta y tres mujeres hemos estado ejerciendo la democracia en Santa Brígida

a lo largo de estos cincuenta años. Gracias a las que escucharon para que

pudiéramos estar ahí, gracias a las que siguen y a las que vendrán. Que vengan

muchas más. Me emocioné muchas veces, pero especialmente a dos:  al recordar

a Rosalía cuando el teniente alcalde @carlos.car.mar le entregó

 el reconocimiento a su maestra, Chicha Reina.

Gracias al @ayuntamientosb por organizar el acto y hacerlo tan bonito.

 

Digo que Aurora es mucho más que la hija de Tata y la madre de Leo, y se puede comprobar con su mirada, sobre todo cuando va a escuchar algo que le dicen, los ojos se le abren de par en par como queriendo ver el mundo, el mundo y los sentimientos de las palabras que va a escuchar, eso que le llaman la escucha activa, pero que no proviene de un estudio previo que le comprometen con el interlocutor, proviene de su interior, de sus ganas de vivir y de aprender, y de ayudar, de ayudar a quién lo necesite. Que somos todos.

Se puede comprobar en su sonrisa, que se convierte fácilmente en carcajada, pero que de entrada es una aceptación al diálogo, al encuentro, a la conversación con diferentes opiniones, aceptándolas todas como caminos de vida distintos, pero con un denominador común: el trabajo en equipo enriquece, en la casa, con los amigos, en el trabajo.

Podría decir mucho más de Aurora, pero quizás, y sin quizás, alguno podría pensar que “soy parte”, por la querencia familiar y por mi alegría y felicidad de tenerla en casa y cerca. Es todo un bombazo de mujer. De las que son imprescindibles en todas partes.

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