TARDES DE DOMINGO 02.11.2025. Nayra Pérez Hernández, «Los Ejes de mi Carreta, capítulos del 1 al 8 «

Nayra Pérez Hernández. Gran Canaria

Licenciada en Filología Hispánica y doctora en Literatura y Teoría de la Literatura por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es profesora contratada doctora en el área de literatura española en esta universidad.

Sus líneas de investigación son: literaturas afrohispánicas; literaturas canaria y latinoamericana; estudios culturales y relaciones atlánticas. Ha publicado los libros Cuentos populares de Guinea Ecuatorial (2011) y África, materia para la definición de la literatura canaria (2015).

TARDES DE DOMINGO.                                                 BPB                          Temas: Literatura Africana/Crónicas

LOS EJES DE MI CARRETA Completa, Capítulos del 1 al 8.

1

y no se vuelve

porque ya sin partir la isla

es una espiral girando 

al viento

aunque al regreso

sea un fantasma de contornos

más difusos

y no le reconozca ni el hijo

que dejó en la mujer preñada

la que parió gritando sola

siguiendo el ritmo

de sus machetazos en la caña

allá lejos

adonde lo llevó el alisio

y las historias y el aliento

de unos cuerpos apilados

ateridos de miedo buscando

matar el hambre 

heredada

y no se vuelve

la casa se convierte en barco

donde repetir los gestos 

del lugar

al que nunca se llega

pero donde ahora sí puede besarte

y lo miras con recelo 

mientras talla un bestiario 

con la madera

de las barquillas que repara

y que es también 

el panteón de sus naufragios 

 

2

el barrio aún está naciendo

a espaldas del floreciente muelle

recién inaugurado

el faro arriba a lo lejos

solo

contempla a las familias

que llegan de aquí y allá de los campos

del sur y del norte sin nada solo

un puñado de hijos y manos

para el trabajo y en las noches

pone su luz

sobre los barcos y las redes

y también

sobre los cuartuchos

que como piedras desordenadas

le nacen aquí y allá

y hacen los polvorientos

caminos que vienen a lamer las olas

en los rebosos

rompiendo el itsmo

allí

donde se mezclan sal y arena

gentes tareas el barullo

de cada amanecer

cuando enmudece el faro

tus primeros pasos y palabras

y las canciones y los ecos y los gritos

y todo el ruido

que en él cabe

te mecieron en un intento

de feliz infancia

en la que de sol nunca hubo falta.

 

3

 

solo más tarde aprendiste los nombres

de los ganchos

del directo

del croché

a medida que los fuiste encajando

y luego

también tú encajando en otros cuerpos

pero ya sabías

la vida te lo había mostrado

que el que golpea golpea dos veces

y que quien golpea el último

golpea mejor

por azar casi que subiste a la lona 

en la ciudad atlántica los cines

los teatros las galleras se vestían de ring

con doce sogas un par de taburetes

y tú querías

comer algo más pasar el rato

tres minutos suena la campana

primeras victorias los guantes el batín

la rutina en el gimnasio Hespérides

hasta ganar el apodo

que comenzaría a aparecer en los carteles

aquí y allá invitando

a las veladas

por el que empezaron a llamarte

en el barrio

y que se confundió con tu nombre

ya para siempre.

4.-

solo piojos y días sin pan ni luna

en medio

de una guerra que ellos no quisieron

botas y pies gastados

entre batalla y trinchera

y perder la juventud la risa

la vida toda que quedó

como un viejo sueño

muy lejos al otro lado

te acompañaban las canciones

como calor y mantra primero

en la cabeza luego

una casona abandonada

tal vez de indianos provino

al batallón de alimento

para unos días de un espejo

que partieron para afeitarse

algún domingo y de un gramófono

con sus discos de pizarra

que hincaron junto el petate

al hombro

y fueron cayendo las noches

y fueron cayendo los hombres

y fueron cayendo los discos

uno a uno

aquellos tangos para borrar las visiones

dantescas aquellas coplas

que apenas pudieron acallar los disparos

y las bombas aquel

primer jazz que no entendían

hasta que solo quedó el aparato

y tú abrazaste el último disco

Ramona

aunque te pesaba el hombro

y el alma

en cada pie

que llora a la lejana

dulce muñequita en flor.

 

5.-

tu mano acariciaba las heridas

de la barquilla vieja con la que

rompías la aurora cada día

antes de echarte a la mar

desplegando los remos para

acercarte a otras naves

que sí podían llamarse barcos

y desde los que te saludaban

las siluetas que venían de lejos

en todos los idiomas no importaba

no saber leer ni escribir ni hasta

entender del todo aquello que te decían

se hacía la magia siempre de los gestos

de las manos de las monedas mostradas

y comprabas y vendías carne

penicilina manteles bebidas todo

lo que en la isla faltaba

hasta la bicicleta oxidada como el sueño

breve de un niño por una sola tarde…

regresabas en silencio no fueran

a descubrirte delinquiendo aunque

pusieras parches reales a la tristeza

a la angustia al hambre y allí dejabas

tu barquilla bajo redes

posada como un pájaro

en aquel itsmo que entonces

no lo era.

 

6.- 

además quisieron tapar el sol con un corcho 

pero de tanto salitre y vida saltando

bajo velas y velos y toda la lejanía 

se puso agrio

terminó pudriéndose y el martes

de carnaval allí siguió explotando

recorriendo las calles 

del barrio en disfraces 

improvisados con sábanas
robadas al tendedero

de la azotea con raídas banderas

de barcos que nunca 

volvieron y una cara

pintada de betún y las bembas

de cochinilla

todo valía

todos eran más que vecinos de saludo

el meconocesmascarita era el juego

tú vestido de criada

un amigo de niño chico 

en un carrito de palos improvisado

igual daba todo tu sonrisa

hoy

se multiplicaba

y el miércoles 

ya llegaría arrastrando

su propia sombra.

 

 

7

 

no eras pródigo en iglesias

misas rezos sí en el cumplimiento

de las fiestas de guardar y cada agosto

muy muy temprano el coche de hora

esperaba a los mismos vecinos

con las viandas aún tibias

y los niños de las mismas edades

y legañas

deshacían todas las carreteras

hacia el norte lentamente

con sus curvas serpentinas

sobre los barrancos

y en la parada a mitad del trayecto

para el descanso la misma broma

del niño en el risco la vieja

guitarra con sus tres tonos

y la botella de ron de mano en mano

tampoco faltaba la foto

del grupo ya amarilla

movida por las risas y el baile

improvisado

no eras pródigo en iglesias

misas rezos pero el santo

esperaba tu visita

la breve algarabía compartida

de aquel lejano y marino

barrio

 

 

 

8

aunque te doliera más que el peor kao

había que hacerlo pues el trabajo y los años

lo exigían también la parienta

y los niños que se asustaban

de la ceja del labio rotos de las vendas

que se arrastraban más cansadas

por el pasillo había

que tirar la toalla

no del combate el saco

la pera la boquilla todo

colgar los guantes

y lo que fue tu vida toda

en el gym y entre las cuerdas

bajarte para siempre

mirar por última vez desde la tarima

al público con el corazón como un pulpo

resbaladizo en el pecho

aguantar

saltar bailarín de la esquina

el sudor resbala por tu espalda

al menos ganar a los puntos

aguantar

esperar a la última campana

que cierre el round el combate

tu carrera resumida

en un fajín de victorias ya viejo

descolorido en sombras

como el cine

que quedó vacío

y que para ti solo

será noches de gran pantalla

 

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