2023, UN AÑO PARA OLVIDAR

Agustín Santana, 23.12.2023

Tú, papel, tú, escritura, tú, me vas a entender. Porque cuando la necesidad de escribir por un sentimiento se hace imparable no hay nada más cerca de ti que los trazos de letras, ese lenguaje que va apareciendo encima del blanco y que va rellenando, poco a poco, según va saliendo, va rellenando de sentido, el soporte necesario para transmitir algo, un sentimiento, un dolor, una alegría, una tristeza.

Tristeza es lo más cercano que tengo. A veinte y tres de diciembre, a unas pocas horas de la cena más importante del año para los cristianos, y hasta diría que también para muchos de los no cristianos, te llega la reflexión de lo vivido, de lo no vivido, de lo esperado que nunca llegó y de lo que llegó y nunca debió aparecer.

El niño que nace después del encuentro familiar es un niño de todos, es el niño de cualquier familia canaria que haya nacido o vaya a nacer, y lo concretamos en un tal Jesús que nació hace dos mil años que es el tipo más interesante de la historia de la humanidad, un personaje que dejó huella de un amor a los otros a cambio de nada. ¿De verdad? ¿dar amor a otro, que conoces o no conoces, a cambio de nada? ¿existe eso en nuestra sociedad actual?

Me retomo: reflexión de este año y la tristeza que se hace presente. España este año ha estado dominada por la política, todo ha sido política; las grandes portadas de los periódicos, las tertulias en las televisiones, las conversaciones en la calle o en los cafés. Y los debates en los Parlamentos. A una pregunta respuesta con otra pregunta, o un insulto, o grandes aplausos como si de un partido de fútbol se tratara y se acabara de marcar un gol.

Y llega un momento en el año que ya no quieres leer noticias, que no quieres escuchar a los políticos, pero te lo meten en el desayuno, en la comida, en la cena y hasta en los sueños. Y tienes que leer o escuchar palabras zafias, frases huecas, mentiras con sonrisa, prepotencia y hasta divinidad en algunas expresiones.

Y un político se va, el día treinta y uno es su último día de un gran cargo, de uno de los más importantes puestos de trabajo en la política española, y por un segundo se te va la tristeza y te llega la esperanza.

¡Se va porque no está de acuerdo con la idiotez, con la injustica, con el poder político por encima de todo, se va porque no quiere seguir hablando de poder y de dinero!

Pero no querido papel, acompañante de hoy, no se va por reivindicar nada de eso. Se va a ganar en un mes lo que muchos ganan en un año. Se va por dinero. Y vuelve la tristeza de una España rota, dividida, ambiciosa, egoísta, sin corazón, y lo que es peor, querida escritura, sin alma, una España sin alma.

¿Y qué pasa con Canarias, con las Islas Afortunadas? Con mi tierra, querida escritura, no pasa nada, que es lo peor que le puede ocurrir a una tierra que tiene que aprovechar su agua, sus plantas, sus recursos, sus playas, sus montes, a su gente, su clima, su sol, a sus antepasados, a su fantástica historia, a su cultura singular, a su arte modelado en sus paisajes. No pasa nada nuevo. Nuestra gente está cada vez menos preparada y menos interesada en su futuro.

Hay pobreza, querido papel, mucha gente que soporta la vida porque no tiene más remedio, que no llega a fin de mes, que no lee, que está desganada, que no tiene esperanza. Y son nuestra gente. No nuestros políticos, grandes beneficiados de una vida sin amor, sin alma, son nuestra gente de cualquiera de nuestras islas o nuestros barrios.

Antes de que llegue la cena familiar que da paso a un nuevo niño quiero pedir una nueva política, justa, razonable, austera, dimensionada a su tamaño y a su posición de árbitro. Quiero reivindicar el protagonismo para la cultura, para el arte, para la historia, para la investigación, para la ciencia, para las empresas familiares y para los autónomos, para nuestros agricultores y para nuestro campo, para la formación de nuestros niños y nuestros jóvenes.

Pido, querido papel y querida escritura, que animemos y conservemos el corazón, el alma o el espíritu o la conciencia. Que amemos al otro a cambio de nada.  

La Noche de Navidad es una noche para encontrar a la familia, a los amigos, una noche para reencontrarse con todos los que se fueron y con todos los que llegan nuevos. Una noche para la vida. Ojalá que para una nueva vida.

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