No a las guerras. No a los dictadores del mundo.
Agustín Santana, 18.08.2024
No a las guerras. No a los dictadores del mundo.
Vivimos continuamente en guerra, en hambre y en muertes.
En Afganistán ahorcan en las calles a los homosexuales y las mujeres son cosificadas y usadas solo para el interés de los hombres.
Tres millones de niños mueren cada año en Africa por desnutrición.

Los jefes de Rusia mandan misiles a colegios y hospitales y a edificios civiles en Ucrania y los que aprietan los botones hacen caso sumiso.
Israel está intentando acabar con el grupo terrorista Hamás y lo hace enviando bombas que matan a niños, mujeres, ancianos, un día y otro, destruyendo todo lo que tiene vida en Gaza.
En Cuba las familias más humildes, el ochenta por ciento de la población, viven con cinco dólares al mes, viven para buscar comida todos los días, y a veces no encuentra ni si quiera agua. El agua la tienes que comprar en tiendas donde se paga en dólares y si no tienes dólares no tienes agua.
Y en las últimas semanas ha estallado la barbarie en Venezuela. Conociendo que había elecciones el 28 de julio pasado, una o dos semanas antes busqué información en las redes sociales. Las seguí durante todo el proceso electoral hasta hoy y desde el principio me encogió el corazón y el alma.
Vivía en directo como policías y militares disparaban contra jóvenes estudiantes y como caían muertos algunos niños. Llegaban de madrugada a las casas de los opositores políticos, a las tres de la mañana, y si no les abrían las puertas las tiraban abajo y se los llevaban apresados, sin documentos judiciales. Pasaban los días y sus familias no sabían nada de los apresados.
Cada noche que me acostaba pensaba que en unas horas aparecerían por las casas de los jóvenes venezolanos a tirar las puertas y llevárselos, a cárceles inhumanas y a torturas terribles.
Y toda esa crueldad contra el pueblo de Venezuela me empezó a coger por dentro, a derrumbar como persona, a ver que no podía hacer nada contra esa locura.
