UNA NOCHE EN LA OPERA. Teatro Pérez Galdós, 16 de marzo de 2024

A mi nieto Hugo

Agustín Santana, 20.03.2024

Giacomo Puccini es un genio y su ópera La Boheme la representación más bella de la vida bohemia del París de finales de 1800. Es la ópera de las pequeñas cosas, de los detalles, de la humildad de la pobreza soportada por la alegría, el compañerismo, la solidaridad.

El sábado 15 de marzo salía de Maspalomas para pasar la tarde en mi casa de Las Palmas. Se representaba en el Teatro Pérez Galdós la tercera función. Aunque no te guste la ópera la de los bohemios se tiene que ver al menos una vez en la vida. 

Cuando llegué a casa mi nieto Hugo, de catorce años, estaba ilusionado con su primera vez en la ópera. Mientras tomábamos café y nos preparábamos para ir al teatro notaba sus ganas de empezar a vivir una noche desconocida para él, esperada desde hacía semanas; notaba claramente su deseo de despejar las incógnitas que le asediaban desde que sabía que iba a ir al Teatro.

¿Mimí? Ese nombre le sugería cosas pero no sabía con certeza si eran buenas o no. En los días anteriores le había enviado por whatsapp el argumento de La Boheme y las partes más importantes. ¿Qué hacen esos bohemios, y quién es ese poeta que se enamora de Mimí? 

Cuando llegamos al teatro nos juntamos todos, el abuelo, los tres hijos y el nieto más grande. Quería hacer fotos de todo, ver el patio de butacas, y sentir los primeros pasos en camino de los rincones de ese teatro y de esa ópera tan famosa.

En la buhardilla del Barrio Latino de París Rodolfo el poeta, Marcelo el pintor, Colline el filósofo y Schaunard el músico estaban muertos de frio, no tenían madera para que la chimenea encendiera, y decidieron alimentar el fuego con los libros de Rodolfo. ¡Ahí va una escena de amor!….. ¡ahora un beso!…..

No tenían nada, ni un franco para comprar comida ni para pagar el alquiler, pero eran felices. Cantaban y reían.

Rodolfo se quedó solo y entró en la buhardilla Mimí, se le apagó la vela y perdió la llave de su piso, y buscándola entre los dos surgió el amor.

Rodolfo canta a Mimí,  «Quién soy qué hago. Soy un poeta, escribo, y vivo» . Y Mimí se presenta,  «Me llamo Mimí, hago lirios y rosas bordadas, vivo solita en una pequeña habitación blanca, me gustan las cosas que hablan de amor, de primaveras»…….

Rodolfo y Mimí se iban a unir al resto en el Café Momus y llegó el descanso de veinte minutos. Aprovechamos para ir a ver a la Directora del Coro de Amigos Canarios de la Opera Olga Santana y vivir el ambiente de descanso entre los del Coro y los de la Orquesta. Hugo conoció a Octavio, que lleva treinta y siete años en el Coro de Amigos Canarios de la Opera y que se merece un reconocimiento oficial por parte de la Junta Directiva.

Hugo siguió toda la ópera con atención. En el segundo acto la alegría y simpatía de los bohemios en el Café Momus, un café de París que existía, tenía mucha fama y siguió abierto hasta hace unos años. Musetta llega con el Ministro Alcindoro, un hombre mayor que tenía mucho dinero, y le canta a Marcelo.

En el tercer acto Mimí va a buscar a Rodolfo a la Posada que está en la frontera de París y habla con Marcelo con evidentes muestras de que su enfermedad ha avanzado mucho.

En el cuarto acto los bohemios están de nuevo en la buhardilla y llega Mimí muy desfallecida.  La tuberculosis ya no la perdona y va muriendo poco a poco.

Colline se despide su fiel amiga, “nunca doblaste tu espalda ante los ricos y poderosos, en tu bolsillo fueron filósofos y poetas, ahora que los días felices se va te digo Adiós”

Rodolfo y Mimí recuerdan su primer encuentro – las velas, las llaves perdidas – y Rodolfo le da la cofia que le había regalado. Pide manguitos para el frío de las manos y abrazada con pasión a la cofia muere.

Termina la ópera, se baja el telón. Con Mimí mueren muchas esperanzas, las lágrimas sensibles aparecen, pero renacen las fuerzas para trabajar por la humildad, por los detalles, por el valor de las pequeñas cosas, por la amistad, por la familia y por la gente más pobre.

Salimos del Teatro y Hugo sigue en pié, alegre, feliz por haber vivido algo especial. Le gustó mucho el segundo acto en el Café Momus y el encuentro en la frontera de París en el tercero. Igual que mis hijos fueron por primera vez a la ópera hace veinte años ahora fue mi nieto mayor. Y si todo sale bien todos los demás nietos tendrán su primera Noche de Opera.

No, no, no muere la esperanza con Mimí. Renace.

Deja un comentario