TENERIFE: INCENDIOS PROVOCADOS Y ECOCIDIO: El que quiera lapas que se moje el culo

El abandono del campo por nuestros agricultores y ganaderos, las prohibiciones excesivas sobre protección del medio ambiente y el olvido de los políticos de las graves consecuencias de los incendios provocados traen estas enormes tragedias.

Agustín Santana, 22.08.2023

Gracias a Augusta María Espino Torón podemos reproducir este texto y el próximo video en el próximo artículo……………………………………….

Por su interés reproducimos este texto de TERESA PEREZ CRUZ sobre el incendio de Tenerife y la necesidad de introducir en nuestro código legal la figura jurídica del Ecocidio.

Me levanté ayer en La Esperanza donde estábamos confinados, y amanecimos con la garganta seca y los ojos rojos por el humo que habíamos respirado toda la noche. Mis padres tenían dos maletas preparadas en la puerta, por si finalmente nos evacuaban. El monte que cuidaron mis abuelos, el que me vio crecer, donde tantas veces he ido a buscar setas, a reír con la familia y a sanar, simplemente ya no existe. Es lo peor que me podían robar.

Unas 5.000 hectáreas del pulmón de la isla calcinadas.

Dice el refrán que es inútil llorar sobre la leche derramada. La filosofía estoica diría que ahora mismo sólo queda la aceptación.

Pero en Canarias tenemos otro dicho: “el que quiera lapas que se moje el culo”, y supongo que siendo esperancera esa postura ante la vida me representa mucho más.

Esto ahora para mí se traduce en que si quieres ver un cambio, tienes que actuar.

Así que como no soy bombero y no tengo capacidad alguna para extinguir un fuego, sólo me queda abrir mi ordenador y aportar mi grano de arena de la mejor forma que sé: necesitamos urgentemente introducir la figura jurídica del ECOCIDIO dentro de la normativa vigente.

En 2019 tuve la suerte de conocer personalmente a Polly Higgins, una escocesa que igual que yo era abogada mercantilista pero que había dado un giro a su carrera y que en ese entonces estaba trabajando para el reconocimiento a nivel internacional del crimen de ecocidio como delito de lesa humanidad.

Ella presentó una definición de Ecocidio a la Comisión Jurídica de las Naciones Unidas en 2010: “El ecocidio es la pérdida, el daño o la destrucción generalizada de los ecosistemas de un territorio(s) determinado(s)… de tal manera que el disfrute pacífico de los habitantes ha sido o será severamente disminuido”.

Polly Higgins fue la primera abogada de la Tierra pero desgraciadamente murió de un cáncer fulminante ese mismo año 2019.

Sin embargo, su plataforma stopecocidio.org siguió trabajando y un panel de juristas expertos plantearon en 2021 una definición jurídica de ecocidio como posible quinto crimen del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

Gracias a avances como éste, a finales de 2022, en Francia se ha iniciado la primera investigación criminal de ecocidio de la Unión Europea, por los altos niveles de tricloroetileno vertidos en Grézieu-La-Varenne.

El cambio sí es posible y necesario.

Un incendio provocado de las características del que estamos viviendo (en el caso de que las investigaciones confirmen que fue intencionado) debería juzgarse como delito de ecocidio por la destrucción irreparable que supone y por comprometer a las generaciones futuras, y no como un mero delito medioambiental o delito de incendio forestal, cuya pena de prisión es únicamente de 1 a 5 años y multa de 12 a 18 meses (artículo 352 del Código Penal).

Necesitamos una reforma legislativa en este sentido para concienciar de que destruir un ecosistema no puede salir tan barato, aunque sólo sea por respeto a los bomberos, militares y demás profesionales que en estos momentos se están jugando la vida para apagar las llamas.

¿Alguien más quiere lapas?

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