Hace quince días nos reunimos unos cuantos amigos, en la mesa de un buen restaurante, convocados por el cumpleaños de uno de ellos. Se cumplían más de setenta, como casi todos los que estábamos allí, y nos disponíamos a dar buena cuenta de unos platos bien presentados, con una materia prima con ingredientes frescos y regado con un buen vino.
Comenzamos a las 15:00 y terminamos sobre las 18:00, así que pasamos la tarde de ese domingo entre buenas viandas y mejor conversación, dos de las exigencias para sentarse en una mesa y compartir la vida.
Siempre me ha gustado la palabra encuentro, que combinada con la familia, con amigos, con la mesa, con una buena comida, con un buen vino, se convierte en una conjunción perfecta a falta de la conversación, de escuchar, de aprender de los otros.
Ya por la noche, en casa, después del magnífico rato, repasas lo vivido. Y te aparece en tus nubes del descanso y la reflexión el camino que hicimos, casi espontáneo, leído en cinco minutos, eso sí, pero producto del amigo que nos convocaba y de la trayectoria de vida que habíamos hecho juntos, con muchos intervalos, con mucho tiempo de por medio, el tiempo que da los más de los setenta años de camino.
Hace cuarenta y cinco años veía al amigo cumpleañero en la televisión. Estábamos en plena transición política y presentaba en Televisión Española el programa “Parlamento”, y también como director de “Las Cortes de España”, desde donde nos informaba de lo que acontecía en la vida pública en aquellos momentos tan trascendentales.
Lieve Augustin ,
Ware rijkdom , JOU als vriend te hebben en ik weet zeker , dat ik namens VELEN spreek ..
Een groot geschenk :
Zondagmiddagen , luisterend naar jouw levenservaringen ..
Querido Augustin ,
Verdadera riqueza , tenerte como amigo y estoy seguro que hablo por muchos .
Un gran regalo :
Los domingos por la tarde , escuchar tus experiencias de vida .