Setenta años no es nada. Cincuenta y cinco es mucho.

Agustín Santana, 19.09.2023

Carlos Gardel lo canta bien y bonito en su canción Volver.

«Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno»………………………….

Y vamos viendo esas luces cuando vamos cumpliendo tantos años, pero son luces blancas que aparecen en los momentos de descanso, cuando te das cuenta del largo camino que suponen setenta años, y lo ves sin rencor para los que ya no te vienen a la memoria porque no fueron importantes en tu vida, y con agrado para aquellos que se quedaron en el corazón aunque hayan partido definitivamente.

«Y aunque no quise el regreso siempre se vuelve al primer amor»………………………….

Perdemos amores, sin duda, perdemos amigos y compañeros, se acaba el trabajo, perdemos familia y hasta a veces nos perdemos nosotros mismos; nos tenemos que reencontrar muchas veces. La nostalgia nos incita a volver a momentos mejores, pero la experiencia nos pone de nuevo en el camino de la realidad.

«Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada»….

Cumples setenta años, miras atrás y ves lo lejos que está tu niño, tu barrio con cuatro casas, las calles sin coches, la pelota de trapo, el guindilla con su salacot y vestido de blanco, las canciones de los Beatles, la familia reunida, y te preguntas, como Alberto, donde está lo que no está…… tus padres, tus hermanos, tus amigos, tu compañero….. y sabes que la vida continúa, que es bella y que vale la pena vivirla al segundo….

«Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez»………….

La madurez nos permite escuchar esta canción poniendo la vista atrás pero no abandonándonos a los buenos recuerdos, que hay que conservar, pero no como una tabla de salvación en la añoranza.

«Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenan mi soñar»……

La vida en setenta años ha tenido tiempo de enseñarnos que no podemos vivir agarrados al pasado, que lo que nos ocupa ahora es el presente, cada hora, cada día, cada noche. 

«Guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazon»……….

Ver y acompañar a los hijos y a los nietos da mucha más felicidad que vivir con el pasado. La humildad y la esperanza son nuestra fuerza para vivir en paz, siempre aprendiendo, compartiendo y siendo felices.