RICARDO MIRÓ DENIS. PANAMA. «Garzas cautivas»

Ricardo Miró Denis, un ilustre poeta, escritor y diplomático panameño, nació el 5 de noviembre de 1883 en la Ciudad de Panamá, una tierra que lo vio florecer como un virtuoso de las letras. Su legado, una contribución invaluable a la literatura panameña, se ha mantenido vivo a lo largo de los años, y su nombre resuena con reverencia en los corazones de quienes aprecian la riqueza de la palabra escrita.

Garzas cautivas

A doña Oderay de Lefévre

 

En el patio andaluz, adonde apenas

penetra el sol en ondas fugitivas,

inmóviles, calladas, pensativas,

hay, como un par de enormes azucenas,

dos garzas melancólicas, cautivas.

 

¡Quién sabe si una noche, al escondido

juncal, cerca a la orilla melodiosa,

una mano llegó, vio al par dormido,

lejos la madre tierna y afanosa,

y arrebató los pájaros del nido!

 

Tal vez fue en el corral que en la ribera

levanta frente al mar su empalizada

donde un día, al nacer la primavera,

en la sorda explosión de una alborada,

vieron la luz del sol por vez primera.

 

¡Y ellas no saben del azul…! Sus huellas

no serán polvo de oro tras su vuelo

a la indecisa luz de las estrellas;

y con sus ojos tristes ven el cielo

y no saben que el cielo es para ellas.

 

Acaso si una mano, de repente,

las echara a volar, tras un momento

de supremo estupor, abriendo al viento

sus vírgenes plumajes, blandamente

se irían a embriagar de firmamento.

 

Pero no volarán, ni bajo el rico

oro del sol se encenderán sus galas,

ni ensartarán estrellas en el pico,

ni abrirán a la luna el abanico

blanco y maravilloso de sus alas.

 

¡Melancólicas garzas…! Y en el frío

patio sin luz ni sol, sobre las zancas,

simbolizan la imagen del hastío;

y ni siquiera saben que son blancas

porque nunca se vieron sobre un río.

 

Y allí, bajo las penas de sus galas

inútiles —libélulas de hielo—,

dormitan sin un ansia ni un anhelo,

y no saben aún que tienen alas

y que las alas son para ir al cielo.

 

Melancólicas garzas que en el frío

patio sin sol ni luz, sobre las zancas,

simbolizan la imagen del hastío,

y que nunca supisteis que erais blancas

porque nunca os mirasteis sobre un río.

 

Hay almas cual vosotras que ni huellas

dejarán ni sabrán nunca del vuelo

que nos lleva a vivir con las estrellas,

almas que ven atónitas el cielo

y no saben que el cielo es para ellas…

 

Para ellas el oscuro, el escondido

patio andaluz en donde el sol no alumbra;

y van, cobardemente, sin ruido

y a través de una gélida penumbra,

en viaje al mar sin playas del olvido.

Deja un comentario