Y si no había sido suficiente con los pequeños partidos de la extrema izquierda pasó, antes de abrazar a los de Puigdemont, a abrazar a todos los partidos independentistas que tienen como objetivo separarse de España.
Con todo este lío que ha montado para gobernar, en aras de un progresismo inexistente en sus políticas reales, le da también para apoyar a un dictador que en Venezuela tiene presos en sus cárceles a unos treinta colaboradores de la Oposición, unos veinte desde enero hasta el día de las elecciones el 28 de julio, y otros diez que han ido encarcelando después.
No hay error en esta afirmación: Hay vídeos, que cualquiera puede ver, donde se ve a civiles encapuchados tirar la puerta de la casa de estos políticos, en horas de la madrugada, y llevárselos a la fuerza haciéndolos desaparecer para sus familiares desde entonces.
Solo hay que ver los vídeos de Nicolás Maduro para saber que es un dictador, muy peligroso para la sociedad venezolana que aspire a expresarse libremente. Es él o el caos, la cárcel, la tortura, quizás la muerte.
A este personaje criminal apoya el Ex Presidente Zapatero y el Presidente Sánchez.
Con todo esto la reacción de la sociedad española se va a ir inclinando cada vez más hacia la extrema derecha, al lado contrario de esta posición política que la mayoría, la gente de bien, no quiere.
Afortunadamente en España está en medio el Partido Popular que espero pueda parar esa deriva. Se perdió la oportunidad de tener un centro político con Ciudadanos, producto como siempre de los esquemas del poder y de los líderes, y ahora lo que queda en España para parar a los dos extremos es el partido de Feijóo.
El mundo, y España, necesita de una Izquierda real, la de los ideales de la sociedad por encima de todo, y de una derecha que piense en el individuo como motor de la vida. Y esa diferencia política, sin convertir a los gobiernos en dueños y señores de todo un país, y sin llegar al libertinaje, esa diferencia es la que puede inclinar la balanza para que no existan dictadores que su fin último es gobernar por encima de todo, y mucho menos dictadores que encarcelan y torturan a los que no están de acuerdo con él.