Este enorme triste caos y esta enorme desidia como respuesta, está poniendo delante de los españoles la pobreza real de la actual situación política nacional y local, convertido en despreciables reinos de taifas.
Néstor Doreste, 03.12.2024
Casi todos ciudadanos del país sabemos el número de fallecidos y desparecidos que la DANA ha provocado en Valencia y en otros municipios, pero ¿algunos nos imaginamos el número de lágrimas caídas sin remedio en la riada, convirtiéndose en algo monstruoso y terriblemente destructivo?
Es muy difícil poder imaginar lo que se siente cuando se pierde todo lo que conformaba tu vida anterior, tu status, tu día a día, tu lugar en la sociedad, tu casa, tus ahorros, tus pertenencias y tu empleo, etc. Todo el trabajo y el esfuerzo hecho hasta ahora con mucho esfuerzo, todos los hermosos proyectos de futuro, tanto familiares como sociales y económicos, hoy son «nada» para muchos valencianos. En esas tremendas condiciones físicas y psíquicas ¿qué hacer? ¿a quién acudir?
Los estúpidos y ruines prepotentes que fueron elegidos (a través de una partidista y falsa democracia) dirigir nuestro camino, son los únicos responsables, los únicos, de ejercer el orden y el control sobre esta población destruida, que espera sin ilusiones la gran cantidad de ayuda para, de alguna forma, rehacer su nueva vida. Todos hemos visto las imágenes de estos malditos malnacidos ofreciendo y prometiendo soluciones urgentes.
Pues bien, ha pasado un mes y casi todo sigue colapsado. Estos hipócritas aún siguen discutiendo tontamente de quién es la culpa. El otro día se constituyó una comisión y lo primero que acordaron fue subirse los sueldos y otro grupo político organiza un congreso en medio de tanta tragedia.
Los voluntarios han sido los grandes colaboradores de los vecinos. Foto de Kike Taberner.
Este enorme triste caos y esta enorme desidia como respuesta, está poniendo delante de los españoles la pobreza real de la actual situación política nacional y local, convertido en despreciables reinos de taifas. Permitir que a la política se pueda dedicar cualquier individuo sin formación educativa ninguna y formación política está pasándole factura al prestigio de la nación.
A estas alturas, todavía hay numerosas ciudades, barrios, plazas, edificios y calles en estado de colapso. Los negocios perdidos y los comercios cerrados abundan. La falta de luz y ninguna vigilancia invita a los forajidos y a los ladrones a deambular libremente. Son zonas fantasmas que miran al futuro en vano porque sólo ven oscuridad. La ilusión de retornar se fue con el agua ante el vacío de un urgente orden, ya muy necesario. De vida o muerte. No se puede esperar más.
Por lo visto, el agua se llevó consigo una tardía llamada o un aviso del peligroso momento y, de pronto, los afectados se vieron, de forma súbita, salvando sus vidas agarrándose a cualquier cosa que flotara. Esperando que a dos responsables directos les dijeran «necesitamos ayuda», a uno de ellos, y «terminar de almorzar» al otro. Está pasando exactamente lo mismo que ocurrió cuando se produjo la erupción del volcán de la isla de La Palma hace dos años donde, aún, muchos isleños están esperando ayuda económica y casa de estos ineptos y sinvergüenzas, que se refugian en los protocolos oficiales para disimular su culpa.
Mientras el Ejército sigue haciendo prácticas y desfiles los voluntarios ayudan todo lo que pueden, que es mucho. Foto de Kike Taberner.