NESTOR DORESTE PADILLA, Relato “Mi Padre”. 5.-

Mañana publicaremos el Relato Completo para el que quiera disfrute de la lectura seguida. Un precioso trabajo de Néstor Doreste que da gusto que releer.

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Pescar allí era imposible, con lo que los útiles de pesca no le servían. Le adjudicaron una vivienda en la planta tercera y para mi madre eso supuso un enorme problema por su enfermedad circulatoria. Bajar y subir la estrecha escalera era un verdadero suplicio y siempre había que ayudarla. Por eso, un día decidió no salir y encerrarse en la casa.

Mi padre terminó haciendo lo mismo para no dejarla sola y, a partir de ahí, ninguno de los dos volvió a salir. Los hijos dejaron los estudios y tuvieron que ponerse a trabajar para poder subsistir.

Mi padre y mi madre fallecieron casi al mismo momento. La pena había entrado en la casa. Primero fue ella. La enfermedad y la tristeza la vencieron. Una noche nos llamó a su habitación para despedirse y serena y tranquila, como siempre había sido, dejó de respirar con una enorme expresión de tristeza en su cara, como pidiéndonos perdón.

Nunca se nombró al dueño de la urbanización que se levantó donde antes estaba nuestra casa en la Playa Croas. Parecía como que todos teníamos miedo hablar de eso al vernos. Dolía mucho que, de una forma tan rápida, sin apenas tiempo de reaccionar, nos despojaran de todo lo que era nuestra vida. Nos sentíamos abandonados por los gobernantes, cómplices de esta maniobra, de forma injusta y cruel.

 Mi padre que se negó a hablar desde el fallecimiento de mi madre, murió poco tiempo después, mientras estaba sentado mirando por la ventana, de la que no se apartaba. Miraba en todas direcciones a través del cristal, como buscando a mi madre, y así se pasaba todo el día. La tristeza no desapareció nunca de su cara. Pocas horas antes de fallecer, también sus ojos nos miraban, tal como hizo mi madre, como pidiéndonos perdón.

Mi padre, por haberse quedado sin su mujer y por no poder pescar ni pasear más, murió de pena a causa de un injusto sistema de progreso que olvida al necesitado y sólo sabe ocuparse de apoyar a los poderosos. Ese fue el motivo por el que mi padre decidió, en silencio y asomado a su estrecha ventana, decirnos adiós. El progreso irracional aventajó a la identidad y transformó un precioso espacio natural en un repetido entorno de cientos de apartamentos iguales y de grandes hoteles de lujo.

El recuerdo de sus espesas lágrimas deslizándose por los viejos surcos de su cara marinera mientras miraba hacia ningún sitio esperando una respuesta que nunca llegó, se me ha clavado en el corazón y me impide que pueda creer que, algún día, tengamos una vida mejor. El medio ambiente es sólo un juguete para los poderosos, que hacen en él lo que resulta más rentable para sus bolsillos, siempre con el visto bueno de los políticos. Después, estos se dirigen a los ciudadanos intentando explicarles, con sucios engaños y mentiras, estos tremendos destrozos a la naturaleza y lo hacen sin dejar de sonreír como corderos, creyendo que el ciudadano se conforma escuchando sus torpes explicaciones aprendidas de memoria en el despacho de sus jefes, a quienes obedecen por encima de todo para conservar la silla que ganaron en una falsa democracia liderada por los nefastos Partidos Políticos.

Esa es la conclusión a la que he llegado al ver como se tramó esta injusticia legal en la que, por lo menos en esta ocasión, el chico no le ganó al grande, como dice la canción.

2 comentarios en «NESTOR DORESTE PADILLA, Relato “Mi Padre”. 5.-»

  1. Bonitas letras de Néstor Doreste. Un relato que expone el valor de la humilde vida marinera y la injusticia del progreso de los poderosos. Me recuerda la playa de La Laja. Gracias Néstor. Abrazos!.

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