NESTOR DORESTE PADILLA, Relato “Mi Padre”. 4.-

                                                                        4

Mi padre vio como un día llegó un coche del que se bajó un señor muy bien vestido y muy serio, que venía acompañado de cuatro enormes policías, lo que preocupó mucho más a los habitantes de Playa de Croas. Reunió a los habitantes que estaban cerca y les dijo que sus casas iban a ser demolidas porque se iba a construir una urbanización de apartamentos y hoteles de lujo y añadió que, para compensarles y para que no se quedaran sin vivienda, se les construiría un bloque en un lugar cercano llamado Playa Dura, aunque algo alejado de la playa, para que pudieran vivir, a cambio de un pequeño alquiler, por supuesto. Les comunicó, esta vez de forma muy autoritaria con los cuatro policías rodeándolo, que no se molestaran en protestar porque el terreno donde estaban construidas las casas era propiedad, desde hacía muchos años, de un importante empresario, que era amigo de los políticos. Dijo que cualquier reclamación sería inútil y que si eso sucedía no se les construiría el bloque que se pensaba hacer.

Mi padre pudo ver como la demolición, las obras de urbanización y la construcción del bloque prometido se hizo en muy poco tiempo. Así fue como desapareció de su vida la casa donde vivió tan feliz con su familia y como se desvaneció la playa donde tan feliz había sido. Se quedó sin nada. Había perdido el trabajo de toda una vida. Se fue el futuro que había deseado para su mujer y para sus hijos.  

Mi padre escuchó decir al señor que se bajó del coche que las casas no disponían de Escritura de Propiedad Horizontal. Decía que eran casas ilegales y que, tarde o temprano, los terrenos en las que se levantaron serían reclamados por su verdadero propietario.

Mi padre si vio obligado de esta manera a vivir en una pequeña vivienda en un bloque de tres plantas que se construyó en una costa de piedras a  cinco kilómetros de Playa Croas.

Era una vivienda con dos habitaciones no muy grandes, un aseo con lo mínimo, cocina y un pequeño salón. En lugar de puertas tenía cortinas y la calidad del acabado de los materiales era mínima. Piso de cemento, pintura proyectada directamente sobre los bloques, depósitos de agua fría en la azotea, que tenían que llenar los inquilinos cada semana con cisternas municipales, y muy poca fuerza de luz. Apenas soportaba la potencia de una nevera y de un televisor.

Deja un comentario