NESTOR DORESTE. Loa al Balde Latón

Divino balde, convertido en garrafa por seres insensibles y tozudos.

Néstor Doreste Padilla

Loa al hermoso, insigne y casi desparecido balde de latón, fuerte y duradero como la roca indestructible, historia inolvidable y pura del mundo de los acarreos a mano, testigo mudo del paso sin frenos de nuestras bellas tradiciones de antaño, tanto rurales como marítimas.

Bendito balde de latón, utensilio imprescindible en cualquier tipo de trabajo, portador de agua, tierra, arena, picón, grava y alimentos. Siempre obediente en silencio a la espera de ser utilizado para transportar necesidades.

Asiento provisional si el acerrador/a necesitaba descansar o esperar. Hermano de las fuentes de agua y de los trapos enrollados cuando se utilizaba en la cabeza.

Hijo de grandes latoneros que con el cobre y el zinc moldearon tu perfecta redondez.

Divino balde, convertido en garrafa por seres insensibles y tozudos.

 Yo brindo desde lo más profundo de mi corazón para que tu presencia permanente y tu pura naturaleza avive nuestra memoria y nos ayude a clamar por tu reaparición en la vida doméstica y laboral.

Sal ya de las vitrinas de los Museos de Recuerdos y recupera tu merecido lugar en tu trono de latón.

Gracias, balde, por haberme permitido caminar a tu lado, los dos juntos, gracias, muchísimas gracias.

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