«Luís Molowny, Miguel Muñoz, Pierre Sinibaldi, Roque Olsen y Quique Setién hicieron temporadas inolvidables porque conocían las características del jugador local y, confiando en ellos, su juego se apoyaba en su destreza y en su clase.»
«La mayoría de los entrenadores que han pasado por el banquillo de la UD Las Palmas no supieron ver la creatividad futbolística de nuestros canteranos y, por lo que ellos consideraban “corregir errores”, eliminaron involuntariamente ese talento, esa gran virtud del jugador local, haciéndolo fracasar al imponerle un estilo de juego no acorde con su forma de concebir el fútbol.»
Néstor Doreste Padilla.
Hace unos cuantos años, el periódico local La Provincia me publicó un artículo que escribí sobre lo que opino del fútbol canario y, cuando un amigo periodista se lo leyó a Sergio Kresik, que era entonces entrenador de la UD Las Palmas y un gran conocedor de nuestro fútbol, me contó que este le dijo: “tu amigo tiene razón”. Y en una ocasión que hablé de este mismo tema con el famoso jugador del Marino CF (uno de los cinco equipos fundadores de nuestro equipo representativo), de donde salió para jugar en el Real Madrid y en la Selección Española, Luís Molowny Arbelo, con el que me unía una buena amistad, me dijo literalmente, después de pensar un instante: “tienes razón”.
Lo que voy a exponer a continuación es sólo mi opinión personal acerca de lo que muchos denominan “fútbol canario” (frase que se supone engloba a las ocho islas) y lo que pienso yo de ello, sobre todo teniendo en cuenta que se ha escuchado siempre, incluso por parte de periodistas nacionales, cómo los profesionales de la información denominan constantemente “fútbol canario” a ese fútbol preciosista de “toque” que ha desarrollado la UD Las Palmas en numerosas etapas de su vida cuando, en mi opinión, a ese tipo de juego se le debe denominar “fútbol grancanario” porque la clase futbolística y el dominio del balón, son unas de las características principales del jugador de Gran Canaria.
Antes de exponer mis argumentos debo dejar una cosa muy clara. Esta opinión no va contra ninguna isla, contra ninguna institución, contra ningún equipo, contra ninguna persona, es decir, no va contra nada ni contra nadie. Por lo tanto nadie puede o debe ofenderse por dar a conocer mi opinión. Que quede esto muy claro. Lo digo más que nada por el concepto de “fútbol tinerfeño”, que es otro tipo de juego completamente diferente al “fútbol grancanario” y de tanta clase y tan bueno como este último. Lo que ocurre es que son dos formas diferentes de crear, de concebir y de construir el fútbol. En definitiva, son distintos.
Desde que son pequeños, la mayoría de los jugadores grancanarios son creadores natos. Llevan en la sangre el divertimento que supone tener la pelota en sus pies y, muchos de ellos, cuando están en posesión del balón y de forma casi inconsciente, se dirigen al jugador contrario para “pinguiarlo” o “cuartearlo” antes de tirar a gol o pasársela a un compañero. Eso le divierte y lo hace disfrutar. Ocurre que, más adelante, algunos entrenadores corrigen lo que ellos consideran que son errores o defectos y le anulan ese instinto creador y esa iniciativa con la intención, según su criterio, de mejorar el juego del conjunto y evitar las excesivas individualidades. El fútbol de “toque” fue siempre una característica de los equipos grancanarios y la clase y el talento de la mayoría de sus jugadores motivó que se fijasen en ellos los equipos de la Península y comenzaran a ficharlos, siendo esa “fuga” de futbolistas la causa de que algunas personas decidieran crear la UD Las Palmas en el año 1.949 del pasado siglo, evitando de esta forma que se “despoblara” nuestro Campeonato Insular porque le restaría calidad. Ya han pasado de eso 75 años.
Equipos que se unieron para formar la Unión Deportiva Las Palmas, 1949.
La UD Las Palmas ha tenido unos sesenta y pico entrenadores a los largo de su historia y los que han triunfado con nota son muy pocos ¿qué es lo que ha pasado para que haya habido tantos entrenadores haciendo temporadas muy sin brillo?
Nuestro equipo representativo, excepto unos pocos años, ha sido un equipo que ha contado bastante con jugadores de la cantera y es numerosa la lista de futbolistas grancanarios alineados temporada tras temporada y, aquí está la cuestión, no han destacado a nivel nacional.
La pregunta es: ¿porqué se da esta circunstancia tan extraña siendo buenos jugadores? Aquí está mi versión: la mayoría de los entrenadores que han pasado por el banquillo de la UD Las Palmas no supieron ver la creatividad futbolística de nuestros canteranos y, por lo que ellos consideraban “corregir errores”, eliminaron involuntariamente ese talento, esa gran virtud del jugador local, haciéndolo fracasar al imponerle un estilo de juego no acorde con su forma de concebir el fútbol.
Hay una anécdota que todos los aficionados veteranos conocemos que data del campeonato juvenil en el que nuestro equipo se quedó Campeón de España de forma brillantísima. Su entrenador, que era entonces Luís Molowny, les daba las instrucciones principales a su jugadores en la caseta, como conjunto, y terminaba diciéndoles siempre: “jueguen como ustedes saben, disfruten” Es decir, les daba cierta libertad de acción dentro del campo porque conocía perfectamente sus virtudes como futbolistas creadores y con clase. Y así llegaron a ser campeones de España.
Luís Molowny, Miguel Muñoz, Pierre Sinibaldi, Roque Olsen y Quique Setién hicieron temporadas inolvidables porque conocían las características del jugador local y, confiando en ellos, su juego se apoyaba en su destreza y en su clase. Ahí empezó a decirse, por error, lo de “fútbol canario” en los periódicos locales y nacionales, y eso es lo que yo llamo “fútbol grancanario”, porque ese es el fútbol que siempre se ha practicado en Gran Canaria.
Me pregunto si haber jugado descalzos, tanto en las playas como en el famoso Campo de La Piscina, en La isleta, tuvo algo que ver con esa generalizada clase de nuestros jugadores. Decían los expertos que el contacto directo del pie con la pelota terminaba produciendo un dominio sobresaliente de la misma.
En fin, esto es una cuestión que dejo a los estudiosos, pero mi opinión es que la diferencia entre el “fútbol grancanario” y el “fútbol canario” es el denominado juego de “toque” (al estilo argentino o brasileño, decían) que tanto maravilló a los periodistas peninsulares, es propio del jugador grancanario.
Repito que esto no quiere decir que el “fútbol tinerfeño, majorero o conejero” sea inferior. Sólo digo que son diferentes al nuestro. Si queremos destacar ese fútbol de “toque” y esa clase, creo que debemos decir “fútbol grancanario”.
Apunto una cuestión final para potenciar parte de este argumento. Algunos entrenadores que pasaron por la UD Las Palmas fracasaron, después de haber entrenado con éxito al CD Tenerife, porque en Gran Canaria cometieron ese error de no ver y de no descubrir la virtud creadora de los jugadores canteranos.
Néstor Doreste Padilla (05.09.24)