De los ochenta son dos de los grupos primordiales, ya no de la música escocesa, sino mundial: Primal Scream y The Jesus and Mary Chain, cuya historia viene unida por el nombre de Bobby Gillespie. Él fue el primer batería de The Jesus and Mary Chain, un grupo pionero del shoegaze y el noisepop. Altamente influenciados por el punk de finales de los 70, su historia, sobre todo inicial, está repleta de clichés del rock. Altercados, polémicas, drogas y peleas dentro y fuera del seno de la banda. Su hiato de casi diez años les hizo madurar y actualmente su telón de ruido y distorsión es difícilmente igualable, como bien pudimos comprobar en el Warm Up Festival de 2019. Bobby Gillespie abandonó la nave de ‘los Jesus’ en 1986 para dedicarse a tiempo completo al que era su proyecto paralelo, en el que era líder, compositor y cantante: Primal Scream. En un movimiento que bien podría ser el error más grande de su vida, Bobby acabó por destaparse como uno de los ‘frontman’ más importantes de los ochenta, noventa, dos mil… terminaré antes si digo que de la historia. El sonido de Primal Scream abrazaba la psicodelia, el pop e incluso el disco, siempre con la figura de Gillespie en el centro del foco. Para ambos grupos Escocia no fue más que un punto de partida desde el cual conquistar el mundo.