Atardecer de Domingo…

El dorado de la fronda se estremece bajo la fresca brisa…
Atardecer de Domingo…
Fui a visitar al Altísimo. A llevarle mis oraciones…
Mis pedidos y mis agradecimientos…

Y a la Virgen, bellísima, como siempre.
Primera vez en el año que voy… Porque ha hecho mucho calor…
Las gaviotas atravesaban el celeste intenso del cielo…

Veloces… Velocísimas…
La plaza… Los gritos y las risas de los niños en los juegos…
Atardecer de Domingo…

Estoy sola… Mi hija se marchó a otra ciudad… La extraño…
Pero la vida es así…
Atardecer de Domingo…

La brisa es leve y suave…
Aún las aves trinan, a lo lejos…
Atardecer de Domingo…

El dorado de la fronda ya casi desaparece…
Riego algunas plantas…
En un rato, las últimas plegarias me aguardan… Las vespertinas…
Los últimos versos que desgrano solitaria y lenta, como la tarde…
Solitaria, grave y lenta, como la tarde…
Con el último y demorado trino de algunas aves…
Con la frescura de la brisa…
Con los últimos pasos por el jardín… Desolados…

El dorado de la fronda se aleja… Por hoy, se aleja… Se aleja…
Atardecer de Domingo…

Poema hondo y lento… Como esta tarde…
Como mi agobiado corazón…
Como el lejano trino de las aves…
Sí: Poema hondo y lento… Como esta tarde…
Como este atardecer de Domingo…

* LILIANA ESCANES,
19/1/2025, Bahía Blanca, Argentina *