Agustín Santana, 26.03.2024
En la terraza tenemos una mesa donde solemos picar o comer, por esto cuando vienen palomas, amablemente, las invito a marcharse. Y lo han entendido porque ya no vienen.
Decía Jen Uwe Eggers, mi compañero en la dirección de la empresa de hace muchos años, que le tenía más miedo a las palomas que a las ratas, porque traen más infecciones.
Hace unos días vino la paloma que está en la foto, con su ramita en el pico. Me acerqué y no se marchó. Se quedó quieta mirándome. Y yo también, no pude echarla. Parece que le gusta la buganvilla que tenemos.
Ahora tenemos un nido y la paloma incubando desde hace días. Pronto nacerán uno o dos pollitos y tendrán que alimentarlos durante un tiempo hasta que puedan volar.
No se si hice bien, pero cuando se trata de la vida tienes que actuar según tu conciencia. Espero que no se acostumbren demasíado, que si nacen los pollitos busquen su vida en otros árboles o palmeras que hay en el jardín.
Los pajaritos que nos visitan son mucho más pequeños y más limpios.
