Si te gusta escribir a mano no hay nada como hacerlo con una Montblanc. Desde que sale la lámina de oro y comienza el proceso de fabricación se realizan más de cien trabajos, artesanalmente, hasta que se termina poniendo la punta de iridio, pulida también a mano.
A principios de los ochenta llegaron los ordenadores portátiles y la escritura se convirtió en una tarea fácil, rápida, limpia, corriges y vuelves a reescribir y cambias cuando quieras las palabras o las frases. Un adelanto excepcional que completó el Correo Electrónico a partir de los años noventa.
Años más tarde la llegada del Whatsapp impulsó la comunicación a una nueva era instantánea.
Pero el placer de escribir con una buena pluma estilográfica no pasará nunca, siempre la apreciaremos y la usaremos como la satisfacción de mensajes en cada trazo personal.