ESCRIBIR. Desde la Pluma hasta el Ordenador.

Escribir siempre ha sido una pasión. Si te gusta escribir a mano no hay nada como hacerlo con una Estilográfica Montblanc.

Agustín Santana, 30.05.2024

Cuando entrabas en la redacción de un periódico, o en la sala de operaciones de un banco, escuchabas el teclear de las Máquinas de Escribir que inundaban todo el espacio, te llegaba como si viniera del techo y te entrara como tal música hasta el fondo de tus sentimientos.

Aquellos sonidos tan entrañables estaban contando historias distintas, iban rellenando una hoja de papel vacía que de pronto iba cogiendo vida, se llenaba de contenido, la música de los sonidos del teclado se convertía en memoria escrita del aviso de un pago o de algún suceso extraordinario de la ciudad que había que llevar pronto a la rotativa.

Te podías imaginar a un periodista levantándose raudo de la silla, dar vueltas al pomo para que saliera la hoja de papel, y con ella en la mano salir corriendo a los fondos del periódico para llegar a tiempo de la impresión.

Mucho antes en las mesas había tinteros, viseras de protección contra las luces y en las manos de los escribientes unos manguitos negros que evitaban manchar la camisa de la tinta. Eran tiempos más tranquilos; a los contables y a los oficinistas se les llamaban despectivamente chupatintas.

Escribir siempre ha sido una pasión; con aquellas primeras Plumas con viseras y manguitos, con la Máquina de Escribir, y más últimamente con una Estilográfica Montblanc con el plumín de oro y platino con la grabación 4.810, los metros de altitud del Monte nevado mítico de la marca. ¡Ese plumín es una auténtica joya!, y escribir con él uno de los grandes placeres de las letras.

Si te gusta escribir a mano no hay nada como hacerlo con una Montblanc. Desde que sale la lámina de oro y comienza el proceso de fabricación se realizan más de cien trabajos, artesanalmente, hasta que se termina poniendo la punta de iridio, pulida también a mano.

A principios de los ochenta llegaron los ordenadores portátiles y la escritura se convirtió en una tarea fácil, rápida, limpia, corriges y vuelves a reescribir y cambias cuando quieras las palabras o las frases. Un adelanto excepcional que completó el Correo Electrónico a partir de los años noventa.

Años más tarde la llegada del Whatsapp impulsó la comunicación a una nueva era instantánea.

Pero el placer de escribir con una buena pluma estilográfica no pasará nunca, siempre la apreciaremos y la usaremos como la satisfacción de mensajes en cada trazo personal. 

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