Al que ganó la Elecciones lo han perseguido día tras día, con amenazas de encarcelamiento y de muerte, y últimamente amenazando con encarcelar a su mujer y a sus hijas. Y dada su edad de setenta y cinco años lo han forzado a exiliarse para evitar la muerte.
La mayoría de los políticos de la oposición están escondidos desde hace semanas para evitar que los encarcelen en el famoso Helicoide, allá donde se escuchan los gritos de los niños que están siendo torturados por los matones del Rey.
Mientras tanto las grandes fiestas y las grandes comilonas continúan en la Corte.
La Comunidad Internacional no existe, la Justicia la tienen de vacaciones, siguen haciendo notitas de que están atentos, están vigilantes, están escuchando los gritos de los niños torturados, están viendo como encarcelan a periodistas y políticos, como torturan y matan a los jóvenes venezolanos.
No quieren intervenir. Es como si en una calle cualquiera del mundo, un hombre de dos metros está pegando y maltratando a un niño de trece años, lo levanta y lo tira de nuevo al suelo, está sangrando, está a punto de morir, y el que está mirando no interviene porque esa calle no es suya.
Venezuela es un infierno aceptado por la Comunidad Internacional.