El fúbol, y el baloncesto, aporta mucho más en el interior de las personas que las explosiones de alegría o de tristeza cuando marcas, te marcan, ganas o pierdes un partido. Ayuda a ser mejor persona, a valorar más las pequeñas cosas, a querer más a los amigos y a los desconocidos, a levantar al que se cae o a pedir la mano del que te puede levantar.