Agustín Santana, 21 de junio de 2025
Son las siete de la mañana y estaba escribiendo sobre las Guaguas de dos pisos en Las Palmas de Gran Canaria en 1960.
Como hice ayer me puse un café y su olor me llevó a sentarme en la terraza, a oír a los pájaros y a ver como va amaneciendo despacio sobre las buganvillas.
Es domingo de finales de junio pero el complejo está vacío, y en unos días escucharemos ya la vida de los niños, de vacaciones, y prontos a llegar al sur de Gran Canaria a comenzar las vacaciones de estudiantes.
Ayer mi amigo Rudi se fue a Tremelo, Bélgica, su pueblo natal, y como siempre que tiene que regresar le echaré de menos, esperaré que vuelva de nuevo para verle salir con su bici a las nueve de la mañana a conquistar montañas y alturas, ascensos y velocidades que pocos a su edad consiguen. Sobre todo echaré de menos su sentido común, sus reflexiones, sus siempre acertadas opiniones y sobre todo su cariño.
Hace ya un tiempo regresaron también a su casa en Elburg, Países Bajos, Anna y Theo, otros amigos de verdad, alegres y encantadores, en los que piensas en esta mañana de verano, mientras el sol va enviando las primeras luces y el cielo está teñido de un azul intenso, ese azul llamativo que echan de menos los amigos que pasan el verano en el norte de Europa.
Mucho antes habían regresado a Alemania Ingrid y Wilfred, a los que esperamos pronto en Maspalomas, donde los que tenemos cierta edad gozamos de privilegios en el clima que nos llenan también el alma.
Y te acuerdas de Sabine y Frank que cuando se marcharon, ese mismo día, comenzaban a contar los días que les faltaba para regresar a su Gran Canaria de ensueño, la que recorren pueblo a pueblo para probar las delicias culinarias canarias, siempre en plan vacaciones, con pantalones cortos y camisas suaves, como nos corresponde a los que estamos jubilados y vivimos en este paraíso de sol y de playa, de bonitos amaneceres, de campos secos en verano con sus flores autóctonas y de verdes florecientes en invierno en cuanto caen cuatro gotas de agua.
Hoy faltan solo noventa y siete días para que vuelvan a su Casa Yupp a disfrutar de esta Gran Canaria que proviene de aquellas guaguas de dos pisos de 1960, que llegaron de Londres y hacían las delicias de los niños y jóvenes, preguntándose en cuanto entraban si “vamos arriba o abajo”, y en el trayecto hasta la Playa de las Canteras pasaban un rato arriba y otro abajo.
Pasaremos el verano y llegará de nuevo el otoño, y nuestros amigos del norte regresarán para seguir viviendo los días plácidos y los encuentros en cualquier guachinche donde pongan unas buenas papas arrugadas con un buen mojo y un pescado de nuestras costas.,
Guagua de dos pisos en Londres y en Las Palmas de Gran Canaria, años sesenta.

🙏😍😍😍