BUEN VIAJE INGRID Y WILFRED. Les esperamos

Agustín Santana, 27.03.2024

Estábamos en la cafetería tomando una cerveza y hablábamos en italiano con el padre de Sarah. La conversación era amena, bonita, hablábamos de pesca, de limoneros, de oliva que se convierte en aceite, del placer de pescar y de tener un huerto allá por Sicilia.

El sol había salido con fuerza y nos estaba recordando las diferencias que hay entre nuestros países; en Sicilia por las noches y por las mañanas baja hasta los ocho grados y en Bélgica algo más.

En la otra mesa hablaban alemán, y de vez en cuando Veerle nos unía a los dos grupos con algún comentario siempre alegre y divertido.

El tiempo pasa, a veces demasíado rápido, y llega el momento de la despedida. Ingrid y Wilfred están escuchando «el vuelo con destino a Frankfurt está listo para despegar», hay que salir en el coche para el Aeropuerto de Gran Canaria. 

Todos nos levántamos y nos abrazamos. Hay un tiempo ya pasado, ha sido muy bueno, aunque tengamos que hablar por señas nos entendemos, pero una parte de la vida va a cambiar.

Cuando un amigo se va, como dice Alberto Cortez, deja un espacio vacío que solo se llenará cuando regrese ese amigo.

Los años y la experiencia nos enseña que el espíritu, el alma, el interior, está por encima de todo. No hay distancia que nos separe. La amistad, cuando de verdad es amistad, se nota en la mirada, los ojos nunca fallan.

Los que continuamos aquí seguimos con la esperanza. El cariño no lo separa el tiempo, ni la distancia, ni los aviones, ni los países, ni los idiomas.

Nos veremos otra vez y Wilfred nos hablará, puesto en pie, desde el centro de la mesa, diciendo que el año que viene repetiremos. Al fondo, en el otro lado de la mesa, Ingrid escuchará y mirará a todos. No hace falta decir más nada.

Les esperamos.

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