GUINIGUADA
Ya no me alegras la vista
Barranco del Guiniguada.
Tantos años de vecinos,
Hoy, esa sepultura extraña.
Siento que al pensar en ti
me moja el alma una lágrima
tan seca como el reseco
cauce de tus entrañas.
Adiós barranco, adiós río,
que aunque aguano llevaras,
siempre serás, para mí,
el río de Gran Canaria
que antes bravo bajabas
de las cumbres a la mar
orgulloso de tu hazaña,
rodando cantos que eran
folías en tu garganta.
Hoy veo como te cubren
con esa burda mortaja
y, sin querer,
me conmuevo
aunque no sea canaria.
¿Dónde están las buganvillas
que alegres te acariciaban
y le prestaban color
a tu tierra calcinada?
¿Dónde los antiguos charcos
de nuestra niñez pasada?
Ya no podrán nuestros niños
chapotear en tu agua,
ni se esconderá la luna
entre tus nidos de rata…
¡Ya nunca tendrán Enero
las gatas enamoradas!
Irás por las alcantarillas
Como una inmunda cloaca;
así lo manda el progreso,
barranco del Guiniguada,
pero cuando impetuoso
tiñas las aguas saladas
con el color de tu barro
iré a verte y te diré:
¡Hola, viejo Guiniguada!
Podrán cubrir tu garganta
y alcantarillar tu agua,
pero nunca dejarás
de ser el Gran Guiniguada,
que irrumpe cuando le place,
cuando a ti re da la gana.