Agustín Santana Correa, 25.12.2025
En Nochebuena recibí un whatsapp de mi amigo Frank Ringeisen lleno de sensibilidad. Me grababa un vídeo, desde su cabaña de esquí rodeada de nieve, en Alemania, con el fondo de música de un tocadiscos de vinilo. El Niño había llegado, estaba en su lugar en el Nacimiento, enviándonos sus silenciosos mensajes de Paz y Amor para esta tierra tan convulsa.
También recibí de Sergio Curbelo la cantata de Bach BWV 147, Jesús alegría de los hombres, que hizo mis treinta minutos más bonitos, ya entrada la Nochebuena.
Con las notas de los violines y de los oboes, del tenor y del bajo, me acompañó mi querido cuñado y hermano y amigo Míguel, Miguelín para la familia y los amigos, mi compañero para la ópera y mi recuerdo recurrente. Hecho de menos al Aparejador de aparejadores y musicólogo, amante del Jazz y de la Ópera y de la Sinfónica, aparejador de la vida diaria. Y años después de su marcha encuentro en Sergio Curbelo al Arquitecto de arquitectos de ésta nuestra vida, también amante de la música, que me acompaña en esos treinta minutos de la alegría de los hombres.
Como si estuvieran. Tanto Miguel como Sergio, uno desde su posición de las alturas y el otro a unos pocos kilómetros, gozaban con la música de Bach a través de mis auriculares con el salón a oscuras pero con el Belén encendido de luces blancas, intermitentes.
Fueron treinta minutos de buena música, de la música de Bach, de la que te vas enamorando poco a poco aunque tus predilecciones empezaran hace muchos años por Los Beatles, se inundaran de Puccini y se rebozaran al final con la música barroca del maestro de capilla.
Miguelín siempre me hablaba de la música sinfónica, como si quisiera despertarme de la ópera para abrirme también a la vieja música, y mi querido amigo arquitecto Sergio continúa el trabajo del aparejador enviándome una cantata tan hermosa que te despiertan todos los sentimientos y que te hacen pasar treinta hermosos minutos de la Nochebuena con el Belén encendido y con el Niño Jesús en su Cuna.
Dice la música de Bach “Jesús sigue siendo mi alegría, consuelo y bálsamo de mi corazón”…. Dios y la Música.