Cuando estudié la carrera recuerdo que una de las investigaciones que más me impactó fue la realizada por McClelland. Este psicólogo evaluó la motivación de logro de estudiantes universitarios e hizo un seguimiento de sus actividades laborales catorce años más tarde. Clasificó la actividad de cada universitario como actividad empresarial independiente o no. Y encontró que el 83% de los empresarios independientes habían tenido puntuaciones altas en motivación de logro, mientras que el 79% de las personas cuya actividad laboral era no independiente habían obtenido puntuaciones bajas.
Está capacidad la denominó motivación de logro. Es una combinación de motivos para llevar a cabo algo difícil, superar obstáculos y obtener un alto rendimiento de forma independiente. McClelland la señaló como impulsora de conductas emprendedoras, tales como: Asumir responsabilidades, afrontar objetivos desafiantes y buscar activamente retroalimentación inmediata y específica sobre el desempeño en una tarea o actividad, a fin de ajustar el comportamiento o mejorar el rendimiento.
Se trata, como vemos, de personas con una alta fuerza de voluntad. Sabemos que el éxito empresarial depende también de factores externos, como el contexto económico, el acceso a recursos o el propio entorno social. Pero tenemos nuestras armas. La voluntad es un don prodigioso que Dios ha dado al ser humano. “La voluntad es más importante que la inteligencia. Con ella se consigue todo lo que uno se propone”, decía el gran psiquiatra Enrique Rojas. También el gran Einstein, padre de la energía atómica, afirmó que la fuente de energía mayor que conocía era la fuerza de voluntad del individuo.
¿Se puede entrenar la motivación de logro? Pienso que sí. Por ejemplo, no desfalleciendo ante los obstáculos y adversidades, que suelen proceder en muchos casos de los demás. Debemos aprender a ser tenaces en nuestras metas, sean personales o profesionales. No sólo es importante identificar, interpretar y aprovechar las ventajas y oportunidades, sino perseverar en tus objetivos. La perseverancia es hermana de la iniciativa. Y ambas capacidades potencian la motivación de logro.